Para acabar con el feminicidio

Para acabar con el feminicidio

Para acabar con el feminicidio

La violencia contra la mujer y el feminicidio son males estrechamente vinculados a nuestra cultura patriarcal. Para superar esos males se requiere trabajar duro contra esa cultura.

Se trata de una tarea difícil, porque es más fácil cambiar las estructuras económicas y políticas, que transformar la cultura y la ideología.

Por tanto los cambios en estos planos tomarán su tiempo, dependerán en gran medida de la tenacidad, amplitud y continuidad con que se persigan.

Por eso creo fundamental que las instituciones y autoridades responsables de este trabajo deben comprometerse en una pertinaz y transversal acción por la equidad de género, es decir, que abarque la más amplia cantidad de espacios, aspectos y actividades tanto pública como privada.

El aspecto de los valores tiene que ser fuertemente trabajado. En particular el relativo al respeto. El respeto a la mujer, a su persona, a su dignidad, a su vida.

Ese valor fundamental tiene que ser nutrido desde el hogar, la escuela y la universidad. El principal ejemplo sobre la materia es el que se da en el hogar, el que hacen o modelan los padres, y específicamente, el relativo al comportamiento del hombre frente a la mujer.

Igual, los padres deben educar a los hijos varones en la idea de respeto a las personas de sexo diferente, tales como son sus hermanas, novias, amigas, etc.

Para cambiar una cultura se hace necesario que las instituciones incentiven y practiquen la equidad de género, o sea, que promuevan condiciones y posiciones en que tanto hombres como mujeres perciban justicia en su actuación, que incentiven y practiquen la democracia de género, lo que significa procurar la participación abierta e igualitaria de hombres y mujeres en los distintos procesos.

Ambos deben tener acceso a iguales derechos, responsabilidades y oportunidades. La violencia económica contra la mujer dejará de existir cuando, por el mismo trabajo, sea igual el salario de la mujer y el hombre, y cuando no ocurra, como sucede en la República Dominicana, que el salario promedio de las mujeres es 18% menos que el salario promedio de los hombres.

Para la equidad de género es necesaria también, la asignación de una cuota igualitaria, para mujeres y hombres, para las distintas posiciones nacionales elegibles de los partidos políticos.

Para hacer avanzar todas las aspiraciones que buscan acabar con la violencia y discriminación de la mujer, es importante que ésta se apoye en los hombres identificados con su causa.

Mientras todas las disposiciones y acciones arriba expuestas den resultados, es necesario que las instituciones y las autoridades responsables de la defensa de la mujer se empleen con verdadero ahínco para hacer efectivos los dispositivos para la prevención, disuasión y su protección de toda acción criminal.



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