¿Se parecen el amor y la política? “Amantes sunt amentes” decían los latinos (los enamorados pierden la cabeza o están locos); también que “radix malorum est cupiditas” (el deseo es la raíz de todos los males).

Ambos refranes de antes de Cristo pueden aplicarse tanto a las artes venusinas como a los afanes políticos.

Pensaba nueva vez sobre esto al ver cómo muchos analistas políticos, sin preocuparse por esconder el hacha que afilan, atribuyen normalidad al afán del expresidente Leonel Fernández por seguir procurando a toda costa (mejor con dinero de la JCE, jejeje…) volver para una cuarta presidencia.

Al mismo tiempo, el expresidente más veterano que tenemos, don Hipólito Mejía, desmiente que ande procurando candidatearse en 2024.

Danilo Medina, impedido constitucionalmente, campea estos tiempos con sagaz discreción. Pero ante tanta curiosidad sobre las perspectivas de los tres expresidentes sobre volver al poder, ¿nadie se pregunta si Luis Abinader, como su amigo Trump, será un gobernante de un solo período? El desmentido de Papá ¿no obliga a extemporáneas preguntas sobre Abinader?