Cisjordania.- Centenares de palestinos de la localidad de Duma acompañaron hoy en su entierro a Saed Dawabsha, el padre del bebé asesinado la pasada semana en un violento ataque de extremistas judíos que prendieron fuego a su vivienda, y que sucumbió también a sus heridas.
Una veintena de coches militares israelíes vigilaban la entrada del poblado, adonde el cadáver de Dawabsha, de 32 años y que sufrió en el ataque quemaduras de segundo grado en el 80 por ciento de su cuerpo, llegó a primera hora de la tarde.
Cientos de jóvenes del pueblo recibieron el cuerpo entre lágrimas y gritos de ira y de “Alahu Akbar (Alá es grande)”, mientras agitaban banderas del partido nacionalista Fatah y del movimiento islamista Hamás, así como la enseña palestina.
Fuerzas de seguridad palestinas se desplegaron en la localidad para evitar disturbios, lo que no impidió que algunos jóvenes quemasen neumáticos en señal de protesta a la entrada del pueblo.
“La gente de Duma luchará contra los actos de los colonos con todos los medios que la legislación internacional prevé a los palestinos que viven bajo la ocupación.
Y también tomaremos venganza militar y utilizaremos medios de la resistencia popular”, dijo a Efe Fuad Jader, residente de Duma y participante en el funeral.
Dawabsha estaba siendo atendido desde hace una semana en el Centro Médico Soroka, en la ciudad israelí de Bersheva, mientras que su mujer, Rihan, de 27 años, y su hijo Ahmed, de cuatro años, están siendo tratados en el hospital Tel Hashomer de Tel Aviv.
Ella tiene quemaduras de tercer grado en el 90 por ciento de su cuerpo y necesita respiración asistida, y el pequeño sufre quemaduras de segundo grado en el 60 por ciento del cuerpo.
Su otro hijo, Alí, de 18 meses, murió quemado en el incendio contra su vivienda, provocado supuestamente por dos colonos extremistas judíos que lanzaron un cóctel molotov durante la madrugada del 31 de julio.
El suceso conmocionó a la sociedad israelí, que reaccionó con concentraciones en Tel Aviv, Jerusalén y Haifa para mostrar su rechazo a la violencia extremista judía.
Las autoridades israelíes condenaron el asesinato con dureza y lo calificaron de “terrorismo judío” mientras las palestinas responsabilizaron directamente al gobierno de Benjamín Netanyahu por, a su entender, permitir durante años la impunidad de los ataques de colonos radicales contra la población palestina.