Si eres de los que cree que “las palabras se las lleva el viento”, te cuento que estás del lado equivocado de la acera porque las palabras viajan y tienen poder. Según el contexto, tono e intención pueden construir o destruir, en especial si son llevadas por mensajeros, asignados o no, ya que el mensaje puede llegar distorsionado.
Sé sabio al utilizar tus palabras y compartirlas, pues ellas son la acción dada y el reflejo de lo que habita en nuestros corazones, sean propias o de otros, si las compartes es porque hacen eco dentro de ti.
En nuestro entorno es común llevar y traer. Unos dicen y otros traen y, a veces, lo que llevan no tiene mucha relación a lo que recibieron, son más bien una interpretación desde su realidad… en el camino se agregan o quitan palabras. Lo peor del asunto es que llegan, con entonación diferente, sin el permiso del emisor, más para destruir que para construir.
Esta vida es muy corta para dedicarnos a destruir imágenes, trayectorias y personas al no ser cuidadosos con lo que nuestra boca comparte. Podemos estar o no de acuerdo con las acciones y estilos de otros, pero eso no nos da el derecho de ‘hacer un deporte’ el hablar de los demás sin saber su realidad, razones y sacrificios, tampoco podemos creer que los demás deben hacer y tomar decisiones que respondan a nuestro esquema mental de lo bueno y correcto.
Hay una cualidad que muchos olvidan, en un mundo signado por los éxitos materiales y por la avidez, el consumismo y los ego: la coherencia. Sin importar lo que suceda a nuestro alrededor, debemos ser siempre coherentes y respetar la coherencia de los demás, aún no estemos de acuerdo con su accionar.
Tengamos siempre presente que nuestras intenciones son las que hacen que nuestras palabras sean dulces o amargas.
Sé sabio al utilizar tus palabras, en especial si esas palabras son expresadas por otros. Toma la decisión de contener y detener el deseo de compartir lo que no te corresponde ni te han dado el permiso de hacerlo. Sé cuidadoso, pues todo lo que decimos puede, de una manera u otra, viajar más lejos de lo que nuestra mente puede imaginar.
Recuerda: Si salen de ti palabras amorosas, crecerás en espíritu.