País rico, miserable institucionalmente

País rico, miserable institucionalmente

País rico, miserable institucionalmente

Carlos Salcedo, abogado.

República Dominicana es un país rico. Si de alguna miseria padecemos es la institucional. Podemos estar siendo presa del triunfalismo económico, que es como la sombra al cuerpo en las sociedades capitalistas como esta.

El desarrollo se ve amenazado por liderazgos, oficiales y de oposición, que anteponen sus intereses particulares a las necesidades de la población. A muchos nos preocupa que el desarrollo a nivel institucional y económico obtenido hasta ahora, sea en el mejor de los casos, lo realmente alcanzable y realizable.

Quiero ser pesimista positivo –de corto, más no de largo plazo- como Bauman y motivar a que dejemos a un lado el mundo de ilusión creado por la burbuja capitalista.

Cuando me siento en mesas de reuniones, almuerzos, actividades sociales o círculos de personas preocupadas y que trabajamos por la mejoría de la situación nacional, percibo mucho optimismo. No está mal, lo que no debemos es basar nuestra agenda país en el optimismo ingenuo.

Las economías de libre mercado, la globalización y los estados contemporáneos generan fallas preocupantes en los mercados y en los sistemas democráticos.

La pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades y la inequidad son consecuencia de mala organización y redistribución de las riquezas.

Se genera una cadena de fallas que va destruyendo el tejido institucional.
De ahí que sea necesaria la intervención seria y coherente de los líderes, dirigentes políticos y gestores de la cosa pública.

Hoy la población solicita más seguridad y contar con un Estado fuerte, comprometido con en el cumplimiento de la ley, que garantice la estabilidad del sistema. Optimismo realista o pesimismo positivo, compromiso institucional y voluntad son las claves.