LOS ÁNGELES. — Manny Pacquiao ha tenido mucho que decir sobre el boxeo desde que incursionó en la política. El senador filipino de 40 años que una vez evadía largas conversaciones en inglés se siente ahora más cómodo con el idioma.
Un púgil que otrora mantenía sus conversaciones breves y calmas se ha vuelto mucho más dispuesto a opinar sobre su deporte, sus tendencias políticas y su lugar en ambos mundos.
Antes de una reciente sesión de ejercicios en el Wild Card Gym, Pacquiao pronosticó una victoria por nocaut cuando entre al cuadrilátero contra el campeón welter invicto Keith Thurman el sábado por la noche en Las Vegas.
“Pronostico que hay un gran porcentaje de que la pelea no durará los 12 asaltos», dijo Pacquiao. El astro filipino nunca ha sido de alardear, y solamente ha noqueado a uno de sus últimos 15 oponentes en la última década — una estadística increíble para aquellos que aún ven a Pacquiao como la fuerza demoledora de sus mejores años.
No ha dicho si pronostica ese nocaut por convicción o promoción. Pero Pacquiao ha estado expresándose más que nunca en las postrimerías de una carrera profesional de 25 años y sigue así incluso mientras enfrenta una pelea que pudiera poner fin a su resurgir. “Me gusta la pelea porque es un reto para mí, pero sé que voy a ganar», dijo Pacquiao.
La creciente comodidad de Pacquiao con la oratoria pública tiene también un lado feo y dañino.
Ya perdió el patrocinio de Nike y significativo apoyo mundial de fanáticos con una despiadada retórica anti gay aparentemente basada en su conversión a la fe evangelista y ha respaldado medidas draconianas en otras áreas de la vida y la jurisprudencia en Filipinas.
Pero Pacquiao insiste en que no está pensando mucho sobre su vida política mientras se entrena en California, incluso si sus posiciones a veces eclipsan sus habilidades para una gran parte del público.
Ahora habla solamente de su pelea con Thurman, el talentoso welter determinado a poner fin a la carrera de Pacquiao.
Pero esté en Hollywood o en Manila, las palabras de Pacquiao ofrecen una fascinante mirada a su determinación de seguir hasta que alguien lo frene — en boxeo y en la política, donde se piensa que es un posible sucesor del presidente Rodrigo Duterte.
“Simplemente concentración en disciplina y trabajo duro», dijo cuando se le preguntó sobre el secreto de su longevidad en el cuadrilátero.
“No pienso en otra cosa, sino el cuadrilátero. En el boxeo todo lo es concentración y trabajar duro. Nada más. Si estás pensando en otra cosa que no sea preparación y entrenamiento, te olvidas del boxeo. El boxeo se trata de cuánto te castigas».