La impaciencia es fatal en la búsqueda del logro de cualquier objetivo.
Es un baldón para todos , sin que haya una receta que incida en su detección, porque siempre sale a relucir, aunque se programe para rechazar su reaparición.
En los deportes, esto ha sido un factor de primera en el fracaso de atletas que estaban proyectados para ser grandes estrellas.
Y es que la ansiedad tiene características tan imprevistas que sorprende en el momento más inoportuno, cuando se cree estar bajo control.
En política, la impaciencia ha dado al traste con grandes proyectos, siendo clave para que muchos que entendían que tenían “la ñoña” segura, en pocos días se quedaron “sin pito y sin flauta”.
Admito que en estos momentos me invade la impaciencia por conocer los resultados de la visita a Brasil del procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez , sobre los resultados relevantes y contundentes que debe traer del caso Odebrecht.
Esa impaciencia que me oprime también la tiene la mayoría.
¡Esperemos los resultados!, que es casi seguro que se conocerán “en cuestión de horas”. Además, el procurador parece un funcionario muy serio.