Otra vez: ¿Gaspar Polanco o Luperón?

Otra vez: ¿Gaspar Polanco o Luperón?

Otra vez: ¿Gaspar  Polanco o Luperón?

Rafael Chaljub Mejìa

Las reacciones al artículo en que sostuve que, desde el punto de vista militar, el papel de Gregorio Luperón en la Guerra de Restauración superaba al del Gaspar Polanco, han sido diversas.

Unas en respaldo, otras refutándome. Mientras historiadores tan laboriosos como el doctor Juan Ventura, de Puerto Plata, dice que el primero en defender la preeminencia de Polanco en aquella guerra fue don Alcides García Lluberes, hay unos cuantos que insinúan que me sumo a la campaña de menosprecio a Polanco, porque era negro y analfabeto.

La discusión es vieja, y siempre ha habido diferencias de apreciación. Así como García Lluberes y el profesor Juan Bosch dicen que el héroe insigne fue Polanco, Pedro María Archambult sostiene, por otro lado, que ni Polanco ni Luperón, sino que fue José Antonio Salcedo. Sobre la discriminación por negro a Gaspar Polanco, cabría en cualquier caso, menos al compararlo con Luperón, que era más negro que Gaspar, y, a diferencia de este, era un propietario de fincas y de crianzas.

Luperón venía de ganarse la vida como asalariado de un rico cortador de madera en los bosques de Jamao. Fue también un discriminado y odiado a cerrazón por los españoles y luego por los norteamericanos, que una vez hasta de pirata lo acusaron.

Me encontré con el incansable y productivo historiador Santiago Castro Ventura, abordamos el tema y defiende con mucha propiedad la supremacía de Polanco.

Que este fue el jefe de las fuerzas patrióticas en la toma de Santiago y que sin la liberación de esa ciudad la Restauración hubiese sido imposible.

Que luego rescató el movimiento del letargo en que cayó cuando las negociaciones secretas de Salcedo con los españoles, después de la pérdida de Montecristi, lo tenían al borde del colapso; y que el gobierno de Polanco fue ejemplar. Tiene razón el doctor Ventura. Comparto esa opinión.

Pero reitero que después de la toma de Santiago, Polanco pasó casi un año en un cantón de Puerto Plata, mientras Luperón estuvo a la cabeza de los combates en las zonas del este, donde se decidió entonces la suerte de la guerra, porque se le cerró el paso a Pedro Santana y sus tropas que intentaron caer sobre el Cibao, tomar Santiago y darle el golpe mortal a la causa patriótica. Y que sobre Polanco recae la ejecución a mansalva, premeditada, sin juicio previo, de Salcedo.



Rafael Chaljub Mejía

Columnista de El Día. Dirigente político y escritor.

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