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Osamentas encontradas en la Ciudad Colonial corresponden personas de mitad del siglo XVII

Johanna García Por Johanna García
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SANTO DOMINGO.- Las osamentas encontradas en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen corresponden a enterramientos de personas alrededor de ese templo, una práctica que se realizaba desde la segunda mitad del siglo XVII hasta que se construyó el cementerio de la avenida Independencia en 1824, de acuerdo al informe preliminar del sondeo arqueológico de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental (DNPM) del Ministerio de Cultura.

Además de confirmar que las osamentas pertenecen a humanos, Patrimonio Monumental informó que en el lugar también se encontraron pequeños trozos de cerámicas.

«Conforme a las referencias históricas, era costumbre sepultar cuerpos de personas creyentes en la periferia de los templos, una practica que comenzó a cambiar formalmente cuando fue inaugurado el cementerio de la avenida Independencia, en agosto de 1824», dice el informe.

La institución divulgó la información luego de que el periódico El Día publicara el hallazgo arqueológico en la parroquia Nuestra Señora del Carmen ubicada en la calle Arzobispo Noel con Sánchez. Precisó que el sondeo realizado en el área frontal del referido templo está alineado a la Guía de Procedimiento Arqueológico, apéndice del Protocolo de Intervención para la Preservación del Patrimonio Cultural Material en los Proyectos de Intervención de la institución.

Registros de enterramientos

La Iglesia del Carmen fue construida por donaciones en los terrenos del hospital de San Andrés en 1615, por la Hermandad de los Remedios y del Carmen.

De acuerdo a la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental, los primeros registros de enterramientos realizados en este templo datan de la segunda mitad de la década de 1660, sin embargo, de ninguna de las personas sepultadas en esta antigua iglesia se conserva tarja o epígrafe alguno dentro o en el exterior.

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Según las hipótesis, es probable que la mayoría fuera sepultada en el cementerio que se encontraba en la esquina de las calles arzobispo Nouel y Sánchez.

Recordó que la Ciudad Colonial de Santo Domingo es un espacio urbano patrimonial, que data de más de cinco siglos de fundación, en donde es natural encontrar hallazgos arqueológicos de índole diversa.

Evaluación arqueológica

Patrimonio Monumental indicó que previo a la ejecución de excavaciones y procesos constructivos que se realizan como parte del protocolo de los trabajos de revitalización en la Ciudad Colonial, con anticipación se aplica un proceso de evaluación arqueológica, con la finalidad de determinar la capa cultural para determinar la existencia de algún vestigio arqueológico, sobre los cuales se toman decisiones para su conservación.

La entidad agregó que, en el cronograma del proyecto de rehabilitación de las calles, están incluidos los tiempos que se relacionan a las indagaciones arqueológicas y sus respectivos procesos, es decir, son retrasos programados, que no afectan el curso de dicho proyecto ni afectan su programación de manera determinante.

Subrayó que en el área donde se desarrolla la investigación en cuestión se había planificado instalar un Centro de Transformación (CT), que son estructuras eléctricas que permitirán soterrar los cables eléctricos y de telecomunicaciones, es decir, retirar los postes y alambres de las calles que se revitalizan en Ciudad Colonial.

Al ser preguntado sobre el hallazgo de las osamentas en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, el viceministro de Patrimonio Cultural, Gamal Michelén, dijo que estas fueron descubiertas por un arqueólogo y que estos casos lo maneja la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental.

Sobre el proceso para preservar las osamentas, explicó que se deben tomar una parte de ellas para investigar y cubrirlas de nuevo, debido a que estas iglesias no las identificaron como se acostumbra.

«Son iglesias que no se tomaron la molestia, o quizá por la época, de identificar las osamentas, que es lo que se hace», agregó.

Recordó que en el caso de las Osamentas encontradas en El Seibo, todas tenían su nombre y él las restauró en la iglesia de la Santa Cruz.

«Pero no solo eso, nos obliga, en una práctica correcta de restauración, a colocar los huesos exactamente donde estaban y cómo estaban. Si estaban así, por si fueran investigados. Pero las osamentas siempre tienen que estar cubiertas por respecto a los derechos humanos», manifestó.

El hallazgo de las osamentas ha causado un gran revuelo en la sociedad. 

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Johanna García

Periodista con experiencia en prensa escrita y digital.

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