Santo Domingo.- Hoy se cumplen 41 años del asesinato de Orlando Martínez, suceso que para muchos aún no ha sido aclarado, a pesar de que cuatro personas fueron condenadas por el crimen que algunos consideran fue motivado por el artículo ¿Por qué no, doctor Balaguer?
Martínez fue periodista y militante del Partido Comunista Dominicano que por varios años se desempeñó como columnista del periódico El Nacional y director de la revista Ahora. Martínez Howley tenía 31 años al momento de su deceso.
Hijo de una familia pobre oriunda del municipio Las Matas de Farfán, perteneciente a la provincia sureña de San Juan de la Maguana, Orlando Martínez logró una destacada reputación como comunicador social orientado políticamente en la izquierda y con su muerte se ha convertido en un símbolo de la libertad de expresión en la República Dominicana.
A raíz de este hecho de sangre, el Presidente de la República Dominicana en ese momento, doctor Joaquín Balaguer, se limitó a redactar en su libro: “Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo” una muy cuestionada página en blanco la cual supuestamente en la posterioridad daría a conocer los autores del crimen.
“Esta página se inserta en blanco. Durante muchos años permanecerá muda, pero un día hablará, para que su voz sea recogida por la historia. Callada, como una tumba cuyo secreto a voces se levantará, acusador, cuando el tiempo permita levantar la losa bajo la cual permanece yacente, la verdad. Su contenido se deja en manos de una persona amiga que, por razones de edad está supuesta a sobrevivirme y que ha sido encargada por mí de hacerlo público algunos años después de mi muerte», señaló Balaguer en su escrito.
Al conmemorarse hoy 41 años de su muerte es oportuno reproducir el artículo que publicara Martínez en 1975.
A continuación el texto íntegro:
Señor Presidente de la República, ya que usted impide que un artista del prestigio y la calidad moral de Silvano Lora viva en su Patria, ya que dejar en el extranjero a dominicanos le produce placer o ganancias politiqueras, me voy a permitir hacerles algunas recomendaciones.
Espero que sobre todo medite la última. Como Usted ha dicho que en este gobierno, y parece ser cierto, la corrupción sólo se detiene en la puerta de su oficina, ¿Porqué no saca de la República Dominicana a todos esos corruptos? Como aquí existe una galopante inflación de delincuentes sin uniformar y, según usted, también uniformados, ¿porqué no les ordena a los calieses del régimen que los apresen y los metan en un avión? ¿Porqué no les dice a los genízaros que prestan servicio en el aeropuerto que apresen no a los que traen cigarrillos de marihuana, sino a los pejes gordos del tráfico de drogas?
¿Porqué no manda al exilio a los que reciben comisiones para negociar contratos que entregan nuestras riquezas a las compañías multinacionales? ¿Porqué no instala en un barco a los latifundistas, a los que están negados a que este país salga del subdesarrollo y de la situación de miseria colectiva que lo acompaña?
¿Porqué no entra en ese mismo barco a quienes en la ciudad son el soporte ideológico de esos terratenientes? Y también a quienes son el sostén armado, los que dan palos, apresan y torturan campesinos que luchan por sus derechos. Como Usted es en llave de los norteamericanos, ¿porqué no le solicita un portaaviones para enviar al lugar que fuese a los numerosos calieses que viven del trabajo del pueblo?
En caso de que su amistad con los Estados Unidos sea más estrecha de lo que sospechamos, ¿Porqué no le pide al Pentágono un cohete último modelo con el objetivo científico de crear una colonia de calieses en la luna? ¿Porqué no desaparece de la vista de los dominicanos honrados, que son la mayoría, a todos los vagos que en este gobierno cobran sin trabajar?
¿Porqué, tómelo en cuenta, no deposita en un cómodo asiento de primera a los funcionarios irresponsables que se las dan de Fouché contemporáneos y a la hora de la responsabilidad no dan la cara?
Y mi recomendación final: Si es inevitable que esta situación continúe, si es imposible evitar actos indignantes y miserables como el que presencié el domingo en el aeropuerto, ¿porqué, doctor Balaguer, no se decide Usted a subirse en el avión o el barco y desaparece definitivamente de este país junto a todos los anteriormente mencionados?