Ana Blanco
Nunca he entendido la obsesión por dar un sentido a todas las cosas, por poner un título o un por qué a todo. Creo que es la forma de anular la capacidad de soñar, de improvisar, de probar, de encontrar cosas que de otra manera no lo haríamos.
Es algo con lo que nacemos; desde pequeños miramos el mundo con una ingenua curiosidad y lo seguimos haciendo hasta que somos conscientes de que nos han encajado en una definición y que hay personas alrededor que nos llevan por un camino porque es el que debe ser.
No quiero que se confunda con la ausencia de mentores, fuentes, personas cercanas y no tan cercanas que nos descubran cosas, nos las enseñen. Es la forma de hacerlo.
Es como un círculo de vida en el que entras y en el que debes participar para encajar, no ser el raro o el diferente.
Pero hay muchas cosas en este mundo que no tienen una única explicación, por no exagerar y decir que todas. Entonces dejemos que cada persona encuentre sus respuestas, no tratemos de estructurar todo en base a unos parámetros que alguien hizo antes que nosotros.
Encontraremos cosas en común, respuestas similares que nos enlazarán con otros, pero dejemos que cada persona lo haga a su manera
Creo que ahí es que uno encuentra realmente el sentido ( y por qué no, el sin sentido) de la vida en todas sus manifestaciones.
Hay quien dirá que eso se llama libertad, yo simplemente lo veo como oportunidad; permitir que podamos encontrar nuestro camino sin que nadie nos lo imponga o nos juzgue por ser diferentes. Y así como lo recibimos, lo damos.
Creo que de esta forma el respeto sería la base de nuestras relaciones y todos seríamos un poco más felices.
