Las sociedades médicas están emitiendo sus opiniones sobre la próxima vacunación contra el Covid-19, cumpliendo un rol científico y de salud pública mandado por sus estatutos y la naturaleza de su accionar.
La opinión pública es la balanza de equilibrio entre lo que es y debe ser, por eso las posiciones de las entidades científicas, no infestadas del manto comercial, son importantes para que los dominicanos y dominicanas se vacunen.
Las sociedades de Infectología e Inmunología apoyan la vacunación gubernamental contra el coronavirus. No hay objeción de importancia por parte de esas entidades. La Sociedad Dominicana de Vacunología y su conservador presidente, doctor José Brea del Castillo, han decidido guardar silencio en esta última andanada de opinión pública de las sociedades científicas y gremiales.
Otras sociedades deberán emitir su opinión por el vínculo de los pacientes de esas especialidades con el contagio y potencial agravamiento de sus respectivas condiciones de salud. Aquí las que agrupan las enfermedades crónicas no transmisibles, como las cardiovasculares, renales y endocrinológicas, así como cáncer.
Ya lo han hecho las sociedades que nuclean médicos especialistas de enfermedades endocrinológicas, incluyendo diabetes, y los de alergia y asma. Falta que se pronuncien sobre precauciones para sus enfermos las sociedades de Cardiología, Nefrología y Oncología.
Observamos que en el último año estas tres organizaciones científicas han estado prácticamente ausentes del debate de los temas de su especialidad, por lo que aspiramos a que en esta ocasión abandonen en silencio.
El Colegio Médico Dominicano (CMD) ha estado a la vanguardia de las entidades sin fines de lucro en la opinión pública con apoyo a la vacunación que se aproxima y sobre el producto comercial que debe escogerse dada su eficacia.
El gobierno, por su parte, ha estado “alante alante” en sus recomendaciones para que la población se vacune contra el covid-19.
Valoramos el esfuerzo de las autoridades por impulsar la vacunación que pondrá fin a la incertidumbre de miles de dominicanos que aún no se han contagiado, sobre todo aquellos con comorbilidades que podrían resultar fatales para ellos. Y alentamos a las sociedades a que se sigan pronunciando.