La corrupción no se detiene ni un momento en todos los estamentos de las sociedades, no importa su grado de desarrollo en países del llamado primer, segundo o tercer mundo.
Es una constante de la que muy pocos organismos se libran, por muchos controles y planificación que se tomen.
Los organismos que estén libres de la corrupción, el dolo y los sobornos, que desde ahora “t¡ren la primera piedra”.
Los controles en las instituciones deportivas nacionales se han mejorado en los últimos años, pero hay que mantenerse ojo avizor para evitar que fondos estatales sean manejados en forma indebida.
El inconveniente, o problema fundamental que ha producido enfrentamientos entre el organismo que entrega los fondos y quienes los reciben, ha sido precisamente la falta de claridad en su ejecución.
Es hora de que el uso de los dineros que se otorgan al deporte sea cada vez más transparente, porque no se puede permitir, bajo ningún concepto, que lo poco que es destinado al desarrollo de esa actividad pueda sufrir desvíos de cualquier naturaleza.
Hace unos días el Comité Olímpico Dominicano aprobó un presupuesto de unos RD$134 millones para el próximo año, dinero que debe tener un uso extremadamente trasparente.
Hay que destacar que ese organismo está dirigido por Luisín Mejía, un dirigente que ha dado connotaciones de seriedad al frente de esa entidad, pero hay que recordar que no todos tienen el mismo sentido de responsabilidad.
El deporte , lamentablemente, ha sido uno de los sectores que más escándalos de corrupción ha producido en los últimos años, y la FIFA ha sido la más prolífera. Ojo con eso.