El candidato presidencial del gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC) de Costa Rica, Carlos Alvarado, celebra la victoria con simpatizantes en San José el 1 de abril de 2018. AFP
San José.- El candidato oficialista Carlos Alvarado se convirtió en presidente electo de Costa Rica tras derrotar abrumadoramente, en el balotaje del domingo, al predicador evangélico Fabricio Alvarado, quien aparecía en las encuestas en un empate técnico.
El resultado sorprendió por el amplio margen con el que se impuso el exministro Carlos Alvarado, así como por el elevado nivel de participación en el balotaje, superior al de la primera ronda.
Con 95,58 de las mesas escrutadas, el exministro de Desarrollo Social y de Trabajo obtuvo 60,74% de los votos frente a 39,26% de su contrincante, un exdiputado y predicador evangélico. Los excandidatos tienen el mismo apellido, pero no son familiares.
Es la primera vez que en Costa Rica la segunda ronda tiene una participación mayor que la primera, con 67% de asistencia a las urnas en el balotaje, frente a menos de 66% en la primera ronda.
El analista político independiente Jorge Vega comentó a AFP que resulta sorprendente la amplia participación en el balotaje pese a que se celebró en el feriado de semana santa, cuando la población tradicionalmente sale de viaje.
Indicó que eso se explica en parte por la polarización en torno a una figura religiosa como Fabricio Alvarado, surgido de las iglesias neopentecostales y con un discurso fuerte contra el matrimonio homosexual.
«El debate de la segunda ronda polarizó mucho, los dos candidatos tuvieron que llamar a la calma a sus tendencias porque era fácil percibir en redes sociales que había una sublevación de sentimientos de ambos bandos», comentó Vega.
Ante ello, el candidato ganador llamó a la unidad del país e insistió en que contactará a los partidos representados en la próxima Asamblea Legislativa (congreso) para convocarlos a ser parte de un gobierno de unidad nacional.
«Si algo nos enseñó esta campaña es que es mucho más lo que nos une que nos separa», declaró Carlos Alvarado, un periodista y politólogo de 38 años, ante miles de simpatizantes que lo esperaron la noche del domingo tras conocer los resultados.
Estrategia de unidad
Analistas destacaron que el mensaje de unidad fue clave en el ascenso de Carlos Alvarado, postulado por el gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC, centroizquierda), a lo largo de la segunda ronda.
«Carlos se desmarcó de la idea de que esto era una lucha entre dos partidos y adopta como lema ‘esto es por Costa Rica’, y empieza a usar un discurso de unidad nacional», comentó Vega.
El politólogo Felipe Alpízar, director del Centro de Investigación y Estudios Políticos, destacó que el aspirante del PAC tuvo una estrategia territorial exitosa asociada a su mensaje de unidad nacional que le permitió aumentar la votación después de la primera ronda. »
La campaña de Carlos tuvo un giro hacia levantar la idea de la defensa del país, con la bandera de Costa Rica en lugar de la del PAC. Fue la emoción que necesitaron las personas para salir a votar», comentó Alpízar.
Fabricio Alvarado, un periodista y exdiputado de 43 años, ganó la primera ronda electoral del 4 de febrero con 24,9% de los votos, seguido de Carlos Alvarado con 21,6%.
Segunda vuelta
En la segunda ronda, el aspirante evangélico se vio sometido a un duro escrutinio mediático que no había tenido en la primera vuelta, cuando solo fue considerado un candidato viable en la recta final.
Por el contrario, Carlos Alvarado había tenido que hacer frente a cuestionamientos por su relación con el actual gobierno, del que fue ministro, que se ha visto golpeado por un escándalo de tráfico de influencias relacionado con la importación de cemento chino.
El apoyo al aspirante evangélico comenzó a desintegrarse cuando la prensa expuso su vinculación con un líder neopentecostal, el «apóstol» Rony Chávez, quien ha hecho comentarios denigrantes sobre figuras del catolicismo, la religión mayoritaria de Costa Rica.
El exdiputado fue cuestionado también porque él, su esposa y hermanos hicieron cuantiosos cobros a su campaña electoral por alquileres de carros y servicios profesionales, lo que desentonó con el mensaje de «manos limpias» que intentó difundir, al tiempo que el Tribunal Supremo Electoral lo reprendió por usar las iglesias con fines electorales.
«Fabricio cometió una serie de yerros, canceló su participación en debates, prohibió a sus diputados electos dar declaraciones, y la prensa no fue benévola con él cuando comenzó a escudriñarlo», comentó Vega.
Aún así, Fabricio Alvarado se despidió de la campaña con un tono positivo, convencido de que fue un logro histórico.
«No estamos tristes porque hicimos historia. Nuestro mensaje tocó las fibras más sensibles de este país», dijo el candidato evangélico en su mensaje de aceptación de la derrota, ante centenares de seguidores en la capital. Adelantó que seguirá «trabajando por defender la vida, por defender la familia».