Odebrecht o el parto de la montañas

Odebrecht o el parto de la montañas

Odebrecht o el parto de la montañas

Celedonio Jiménez

Érase una vez que los pobladores de la falda de una alta montaña se sobresaltaban temerosos por los frecuentes estremecimientos que sentían en la parte superior de la misma; ellos temían que se tratara de un peligroso animal. Cuando el animal finalmente decidió bajar al pie de la montaña, cuan grande fue la sorpresa de los habitantes al comprobar que se trataba de un ratón incapaz de hacer daños mayores.

Esta referencia viene a cuento por lo ocurrido la semana pasada respecto a la sentencia de los imputados como sobornados y sobornador, en el caso Odebrecht.

El caso Odebrecht duró casi 5 años. Pero la verdad es que para muchos, desde el inicio lo que se deseó fue hacer un circo, el cual estuvo dirigido por el hoy encarcelado exprocurador general de la república, bajo las directrices del expresidente Medina.

Comenzando el circo, se hicieron detenciones espectaculares el día 29 de marzo de 2017, en el curso de la madrugada. 13 fueron los encartados entonces, considerando la opinión pública nacional que entre esos no estaban todos los que eran.

Luego el, en ese momento procurador, excluyó o archivó el caso de 8 imputados (acuerdos políticos). Para colmo de malas artes no se hizo contacto ni interrogación del alto funcionario de la empresa Odebrecht, conocedor de las transacciones de soborno; Lo cierto es que a juzgar por algunos eminentes juristas, se instrumentó un expediente con “dificultades probatorias”, y haciendo las cosas para que los resultados fueran los que finalmente resultaron. Se ha señalado, así mismo, que en el caso de algunos de los imputados el Ministerio Público pidió una sentencia condenatoria por debajo de lo factible.

En nuestra opinión, el hecho de que las juezas que oficiaron en el caso, hayan condenado sólo dos personas y que no haya sido identificado ni condenado ni uno sólo de los sobornados, constituye un caso sui géneris en que se juzga la materia de soborno y no se condena a un sólo sobornado.

Este, a mi entender, constituye un nuevo acto de impunidad que nuestra sociedad seguirá pagando caro.

Duelen sobre manera estos resultados, porque fueron muchos los hombres y mujeres, los jóvenes y adolescentes que se movilizaron en todo el país a través de las “Marchas Verdes”, esperanzados en que por lo menos, en torno a ese caso, se haría justicia.

Y nos duele más todavía cuando personas del pueblo, mayores y jóvenes, al ser cuestionados por los medios de comunicación, muestran su disgusto y desesperanza ante lo ocurrido, señalando posiciones que llevan al abismo, relativas a que en este país “el poderoso que roba muchos millones siempre puede arreglar su mundo”.



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