Ocupaciones de espacios, reto pendiente de reorganizar ADN

Ocupaciones de espacios, reto pendiente de reorganizar ADN

Ocupaciones de espacios, reto  pendiente de reorganizar ADN

Negocios de comestibles o ropas, neumáticos y otros tienen sus espacios sin costo. Eliezer Tapia.

SANTO DOMINGO.-Las ocupaciones ilegales de los espacios públicos, en especial de aceras y calzadas que obstaculizan el libre tránsito de peatones y vehículos es un problema que por décadas se les ha ido de las manos a las alcaldías, las cuales no dan muestras de que tienen un plan ante la situación.

Esa dinámica de “doble filo”, que se extiende cada día , si bien es una alternativa para miles de personas agenciarse el sustento familiar, no deja de generar un desorden y arrabalización urbana que no debe estar a merced del capricho de cada quien.

En estos momentos la Fundación Acción, Emprende y Transforma, que preside el exalcade y ministro de Turismo David Collado, remoza un tramo de la París con Duarte, uno de los más afectados junto a la José Martí y Ana Valverde.

Solo allí hay unos 750 buhoneros de los más de 2 mil registrados en la Asociación Nacional de Buhoneros del Distrito Nacional, que preside José Méndez.

“La mayoría de estas personas vienen de los campos en busca de mejores horizontes y otros han quedado desempleados, y esa la realidad… una gran parte vende ropas, productos agrícolas, tenis, correas o carteras”, comentó Méndez, quien se sinceriza y dice que no pagan impuestos a la municipalidad, pero aspira un cambio que permita la recuperación de las calles y una mejor forma de trabajar con dignidad.

Extensivo
El panorama se repite en Villa Consuelo, la Nicolás de Ovando, La 41 de Cristo Rey, entre otros puntos, algunos mejorados a medias como la Zona Universitaria, pero que se trasladó a los predios de la embajada de Haití, donde persisten quejas de vecinos.

Emprendimiento
Dando una mirada al malestar de las ventas informales, Wagner Méndez, economista y especialista en emprendimiento, entiende que esos vendedores informales juegan un rol social importante en el desarrollo económico del país.

Sin embargo, entiende que no se debe perder de vista que hay que trabajar la imagen del territorio y mejorar las condiciones de movilidad de los munícipes.

“Se necesita hacer un estudio formal para determinar la situación real de esos vendedores que ocupan las aceras y corregir el problema que esa actividad causa a la ciudad”, puntualizó el experto.

Sugiere hacer una planificación y con ese levantamiento seleccionar de tres a cinco ejes estratégicos de intervención para darle respuesta a la situación y determinar también el presupuesto para causar un verdadero impacto, precisó el experto Wagner Méndez.

El profesional, pionero en la emprendimiento en el país, entiende que esas personas tienen un potencial que no se debe matar.

“A mí me molesta ver las aceras ocupadas o cuando voy por un semáforo y tengo que cuidarme para no chocarlos, pero están emprendiendo y el desarrollo del país comienza desde las bases”, explicó Méndez tras valorar su gran aporte económico.

Para él, se necesita trabajar la imagen de ciudad y el país, que aparenta ir involucionando, porque en la medida que se mejora su imagen igual se pueden incrementar y atraer las inversiones extranjeras.

Citó el caso de personas que inician así, forman pequeñas y luego hasta establecen grandes empresas.

EL DÍA ha tratado infructuosamente de contactar al director de Espacios y Uso Público del Ayuntamiento del Distrito, para conocer su parecer.

Efecto pandemia
A partir de la pandemia y sus efectos en el sector laboral se refleja un aumento de la informalidad en un 3.2 %, y la cantidad de desocupados que alcanza el 8 % en los meses enero-marzo del año con relación al 2020.

Se estima que alrededor de 192,491 personas quedaron desempleadas y 100,586 nuevos ocupados pasaron a ser trabajadores por cuenta propia en el referido periodo. Las mujeres fueron las más afectadas. De ahí, la necesidad de reorganizar esa actividad en los espacios públicos.

Lo que piensan

— Resistencia
Martín Batista, con 32 años en la Duarte, reconoce el problema que ocasionan a peatones y parte del tránsito al limitar el paso peatonar y de los vehículos. No obstante, asegura que si lo quitan de ahí moririan de hambre.