El 10 por ciento de la población dominicana sufre insuficiencia renal crónica y parte de los pacientes están en diálisis tres veces por semana para remover el flujo sanguíneo en su organismo y evitar la muerte.
SANTO DOMINGO.-Los estragos fatales del COVID-19 en personas con patologías crónicas como la insuficiencia renal, no se hicieron esperar en los pacientes que están en programas de diálisis en el país, en vista de que ocho de ellos han fallecido a causa del virus.
Mientras unos 20 enfermos renales crónicos resultaron positivos, de los cuales 10 están ingresados en el hospital Rodolfo de la Cruz Lora de Santo Domingo, cinco en el Cabral y Báez de Santiago; tres, en el San Vicente de Paúl de San Francisco de Macorís y los dos restantes en Ricardo Limardo de Puerto Plata y el Alejandro Cabral en San Juan de la Maguana.
Estos son parte de los nueve hospitales con 51 máquinas para Hemodiálisis que dispuso el Servicio Nacional de Salud (SNS) como referencia para los pacientes dependientes de diálisis contagiados, incluyendo también al CECANOT, el Hospital Ángel Contreras de Monte Plata, La Altagracia en Higüey y el Taiwán en Azua.
Debido a la propagación de la infección, cada una 100 unidades de Hemodiálisis públicas y privadas existente en el país que auxilia a unos 4,000 enfermos, deben contar con un área de triaje para detectar aquellos que manifiesten síntomas del virus para evitar que contagie a los demás, debido al alto riego de muerte de la enfermedad en esas personas.
De acuerdo al nefrólogo, Alfredo Polanco, los pacientes con insuficiencia real crónica generalmente tienen otras enfermedades de base como la diabetes mellitus, que es la patología que más deprime el sistema inmunológico y la hipertensión arterial o ambas a la vez.
En el 48.73% de 362 defunciones atribuidas al COVID-19 en el país según el boletín número 48, se detectaron antecedentes de estas dos enfermedades. Es decir casi la mitad de los fallecidos por el virus, tenían la hipertensión y la diabetes como afecciones de base.
Por esta alta incidencia de muertes, el SNS estableció un protocolo de atención a estos casos para minimizar los contagios, el cual es el siguiente:
Los pacientes renales sospechosos de COVID-19, pendientes de resultados de prueba y que NO requieran hospitalización, se valora la necesidad dialítica. Si requiere diálisis urgente, se dializa en unidad de diálisis de origen, en un último turno, separado de los demás, con posterior aislamiento domiciliario, hasta obtener resultados de pruebas.
Aquellos que si requieran hospitalización, se gestiona ingreso en área de aislamiento o área destinada para casos sospechosos. Deberá dializarse en unidad de Diálisis de origen, en un último turno, separado de los demás, hasta obtener resultados de pruebas.
Los confirmados de COVID-19 que no requieran hospitalización, se les da continuidad a sus diálisis de forma ambulatoria en centros priorizados para COVID y diálisis, tras coordinación con los responsables a cargo, para traslado de dichos centros.
Por último, Los positivos que si requieran hospitalización, se deberá gestionar el ingreso urgente en centros priorizados para COVID y diálisis tras coordinación con los responsables a cargo, para traslado.