He compartido con mis lectores mi extraña afición a la observación de aves. El asunto comenzó en la secundaria, cuando un grupo de amigos formamos en el colegio un club cuyo propósito original fue ganar una apuesta: demostrar que podíamos participar en un ?field-day? o kermesse y recaudar fondos con una idea aparentemente disparatada.
Pero el antecedente era que, como hijo de cazador, desde niño disfrutaba identificando a los pájaros por su canto o su vuelo.
En una ocasión me sorprendió el arrullador canto de un rolón aliblanco a una inusual hora: ¡tres y media de la madrugada! Dado que en esta época están apareados o sacando pichones, quizás este rolón llamaba a su pareja? ¿Dónde habrá estado a esas horas ese rolón vagabundo?
El rolón forma parejas monógamas, y macho y hembra secretan una ?leche de buche? para alimentar sus pichones.