Núñez de Cáceres quedaría con la boca abierta si viera a donde ha llegado el país en 200 años

Núñez de Cáceres quedaría con la boca abierta si viera a donde ha llegado el país en 200 años

Núñez de Cáceres quedaría  con la boca abierta si viera a donde ha llegado el país en 200 años

El historiador Bernardo Vega en una actividad del Archivo General de la Nación celebrada recientemente. FUENTE EXTERNA

Santo Domingo.-Algunos pueden estar rememorando hoy la primera declaración de la independencia dominicana, que ahora cumple 200 años. Para otros la efeméride será mañana, día 1 de diciembre.

Si pudiera vivir hoy ¿Qué pensaría José Núñez de Cáceres Albor, líder y motor de aquella acción, del pueblo dominicano? ¿Reconocería en los dominicanos de hoy a los que hace 200 años consideraba listos para vivir en una república tutelada por Bolívar?

Se quedaría perplejo, sin dudas, porque contrario al pasado, al que se puede mirar con cierta seguridad, el porvenir es siempre impredecible.

La insostenibilidad de la independencia a la que llevaron Núñez de Cáceres y los otros dirigentes al entonces bisoño pueblo dominicano se explica por la bajísima densidad demográfica —la población debía de ser 70 mil habitantes entre blancos, mestizos, negros esclavos y libertos—, un hecho de innegables consecuencias económicas y políticas.

El pueblo dominicano que Núñez de Cáceres se encontraría hoy con unos diez millones de habitantes y ser blanco, negro o mestizo —contrario a lo que ocurría en su tiempo— carece de mayor importancia.

La economía dominicana es de las más dinámicas desde el Río Grande hasta la Patagonia, el situado no existe, pero en cambio las remesas de unos dos millones de dominicanos radicados en el exterior son una fuerte columna de los ingresos.

Se encontraría que la informalidad económica es dominante, 54 %, los partidos políticos mantienen su vitalidad a pesar de la descomposición de estas organizaciones a escala continental, el país es más pequeño que el de su tiempo, pero el de hoy tiene dos grandes ciudades y 50 universidades.

Las fechas
La mayoría de los datos biográficos que se recogen hoy día acerca de José Núñez de Cáceres Albor, propulsor de esta primera declaración de la independencia, señalan el año de 1772 como el de su nacimiento. El doctor José María Morillas, frecuentemente citado, lo fija en cambio en el año 1773.

Cuando murió en 1846 en Tamaulipas, México, hacía dos años que el pueblo dominicano había vuelto a la independencia.

Algo parecido acontece con la fecha de fundación del Estado, que de un historiador a otro se puede encontrar el lector con el 30 de noviembre como el día de 1821 en que al pueblo dominicano le fue dada la primera independencia, mientras otros señalan el día siguiente, 1 de diciembre.

Las acciones empezaron la noche del viernes, 30 de noviembre, y tuvieron su plenitud al día siguiente en lo que es hoy Parque Colón.

Una reconsideración
El profesor Roberto Cassá, director del Archivo General de la Nación, señala sobre este acontecimiento clave en vida nacional: “La ruptura de Santo Domingo con la dependencia colonial de España, el 1 de diciembre de 1821, proclamada por un núcleo dirigente criollo, ha gravitado en forma polémica en la reflexión sobre la historia nacional”.

Y agrega, en la ponencia Reconsideraciones en el Bicencentenario del Primer Estado Dominicano, que “la tradición historiográfica conservadora ha inculpado a Núñez de Cáceres, sin fundamento alguno, de haber abierto las puertas al dominio haitiano”.

Su punto de vista es que el colectivo independentista de 1821 no sólo se movió con el propósito de cerrar la etapa colonial dominicana, sino de evitar, además, la expansión del Estado haitiano.

Las críticas a las que alude Cassá están organizadas alrededor de la idea de que los independentistas de entonces debieron abolir la esclavitud, con lo que se deja entrever que la invasión de Jean Pierre Boyer, 70 días después del pronunciamiento del 1 de diciembre, estuvo motorizada por este hecho.

De acuerdo con el profesor Cassá, “pese a haber fracasado casi instantáneamente, por efecto de la invasión haitiana, el intento de 1821 marcó un hito en la gestación de la conciencia nacional dominicana”.
Muy débil
“Santo Domingo colonial se configuró como un caso extremo de debilidad económica, lo que marcó la fisonomía de su clase dirigente.

Tal característica se agudizó a raíz de los eventos y procesos que sucedieron al Tratado de Basilea, de 1795, por medio del cual el Reino de España cedió el país a la República Francesa.

Basilea no fue sino una consecuencia pospuesta de la sempiterna inutilidad para la metrópoli de una posesión. Con él, de todas maneras, se profundizaron tendencias que, precisamente, permitieron que los restos de la clase dirigente local decidieran romper con España”, señala Cassá acerca la fragilidad material de Santo Domingo.

A continuación señala dos fundamentos sobre los que se desenvolvió la primera posesión española en el Continente, uno de ellos la venta de ganado a la pujante colonia francesa de Saint Domingue gracias a un prolongado período de paz entre las dos metrópolis —roto con la Guerra de la Convención—, y el otro, el situado, que era una forma de asistencia monetaria procedente de otras colonias españolas.

Afectadas estas dos bases de la vida en la colonia española de Santo Domingo el rompimiento se hizo inevitable, propone Cassá en la ponencia referida.

Últimos días

— En México
José Núñez de Cáceres Albor murió el 11 de septiembre de 1846 en Ciudad Victoria, capital del estado de Tamaulipas, México. Al salir de Santo Domingo, en abril de 1822, fue a Venezuela, país donde vivió hasta el año de 1826.

Familia distinguida la del patriota de 1821
Natalico. “Nació el señor Núñez de Cáceres en la ciudad de Santo Domingo en el año 1773, habiendo sido sus legítimos padres don Francisco y doña N. Albor, ambos de familias distinguidas”, escribe el doctor José María Morillasen sus apuntes biográficos (Pág. 16) reproducidos en Clío, órgano de la Academia Dominicana de la Historia, número 68-70 (disponible en línea).

De acuerdo con este autor, los hechos que llevaron a la declaración de la independencia, hace ahora 200 años, empezaron la noche del día 30 de noviembre y concluyeron el día 1 de diciembre, cuando fue leído el manifiesto desde el balcón que da a la plaza de la Catedral con la presencia de los integrantes de laJunta de gobierno.