Nunca segundas partes fueron buenas, pero…

Nunca segundas partes fueron buenas, pero…

Nunca segundas partes fueron buenas, pero…

Rafael Molina Morillo, director de El Día

Según le dijo el bachiller Sansón Carrasco a Sancho Panza para denostar la novela escrita por Avellaneda como continuación del Quijote de Cervantes, “nunca segundas partes fueron buenas”.

Comparto plenamente el metamensaje contenido en la susodicha frase, pero aún así incurriré en el error de agregar mi “segunda parte” a un tema que ya fue tratado anteriormente, porque si no lo hago, nunca merecerá ganar la atención.

Me refiero a la deuda social que tiene el director de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) para establecer responsabilidades en el mayúsculo caos que es el inventario de multas y contravenciones que lleva dicha institución.

Quiero recordar (y aquí va mi “segunda parte” que podrá ser seguida por una “tercera”), quiero recordar, repito, que cuando me hice eco del desorden mediante el cual decenas de ciudadanos aparecían registrados como reincidentes violadores de las leyes de tránsito, sin serlo ni en sueños, el director de la Amet me dirigió una carta mediante la cual prometía una “minuciosa y exhaustiva” investigación sobre el caso, cuyos resultados se darían a conocer públicamente.

Han transcurrido doce días y todavía estamos esperando.
Ojalá no sea necesaria una “tercera parte”. Cosas veredes, Sancho.



TEMAS

Noticias Relacionadas