Nunca es demasiado tarde (1)

Nunca es demasiado tarde (1)

Nunca es demasiado tarde (1)

Francisco Rojas

En la vida suele suceder que cuando emprendemos un proyecto de vida y no tenemos éxito nos congelamos en una muestra de frustración y se nos hace difícil empezar de nuevo.

Leía en algún lugar que no importa cuánto tiempo se haya viajado en la dirección incorrecta, siempre puede darse la vuelta.

Nunca es demasiado tarde. Me gusta pensar que soy joven, ellos se levantan si se caen y puede comenzar de nuevo. Escuché a una mujer decirme: ‘mira, ya llegué a los 40, ya no tengo ganas de seguir adelante”.

Así como ella, hay hombres y mujeres que se sienten envejecidos en su actitud hacia la vida.

La edad media. Recientemente, escuché que la edad media va de los treinta y cinco a los cincuenta y ocho años.

Se habla de que cuando las personas llegan a estas edades les llega un momento de “crisis de la mediana edad”.

Una crisis de la mitad de la vida puede ser causada por el envejecimiento o el envejecimiento en combinación con cambios, problemas o remordimientos por el trabajo, la carrera, las relaciones, los hijos y los cambios físicos asociados con el paso del tiempo.

Alguna veces esta “crisis de la mediana edad” viene acompañada de un profundo resentimiento por los objetivos aun no logrados. Sentirnos humillados por colegas más exitosos.

A menudo me he preguntado si Zaqueo, de quien leemos en el pasaje del Nuevo Testamento, estaba atravesando una crisis de mediana edad.

Si lo fue o no, encontró la respuesta que mucha gente está buscando en su encuentro con Jesús. Nunca es demasiado tarde para establecer su vida en la dirección correcta.
Seguimos la próxima semana.



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