El descrédito del oficio de periodista tiene bastante que ver con la confusión de trepadores que nunca comprendieron que dos aspectos distintos de la comunicación social jamás pueden ejercerse simultáneamente.
Un reportero, editor o director de medios, cuya materia es la noticia, no puede ser empleado de periódico o productor en televisión o radio, y al mismo tiempo relacionista o asesor de prensa o imagen de personas o empresas.
La obviedad hace vulgar explicarlo, pero es tan común que hay directores de periódico que dirigen agencias de relaciones públicas; empleadores y clientes no se sonrojan y ni siquiera tosen. Igualmente, quienes poseemos otras profesiones u oficios aparte de escribir en la prensa, debemos evitar sombras, conflictos de interés o “clientes secretos”. Que se sepa a que nos dedicamos transparenta cualquier opinión.
Además, mantener recato y prigilio para no usar la columna para fines espurios es cuestión ética. Estos días, casi sentí náuseas al ver como comunicólogos considerados exitosos invocan su compromiso político como comodín de impunidad. ¡Cuánto ha cambiado este cuento!
