Un día de julio de 1961, específicamente el día 13, fue fundada la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED). Esta agrupación surge apenas mes y medio después del ajusticiamiento de Trujillo.
La misma, que inicialmente se propuso la representación del nivel medio y universitario de la educación pública, cumplió tareas gloriosas en sus primeras décadas, promoviendo la democracia política y la solidaridad social.
En sus primeras décadas los militantes y dirigentes de la FED afrontaron serios riesgos y peligros, que no son exactamente los peligros de las nuevas acechanzas contra nuestros jóvenes de hoy. Sobre estos peligros deseo resaltar, en primer lugar, el problema de la oferta y el consumo de drogas.
Tal es el alcance de esta cuestión que en un reporte a EL DÍA, de la periodista Teresa Casado (22/07/19), se señala que en apenas seis meses del año en curso se desmantelaron 38,000 puntos de ventas de drogas localizados en distintos sectores y barrios del país.
La mayoría de los receptores de estas sustancias son personas jóvenes que creen, equivocadamente, que con su consumo pueden evadir una existencia que sienten vacía e insoportable.
Otro peligro que acecha a los jóvenes es la inclinación hacia prácticas delictivas, estimulados por la idea de que si “los de arriba” lo hacen, ¿por qué yo no? El sociólogo Robert Merton, en “Estructura social y anomia”, explica como en algunas sociedades se promueve el éxito y el consumo, pero no se proveen los medios adecuados para lograrlo, de ahí la recurrencia al delito.
Obviamente el delito no solo tiene esta explicación, pues en nuestro país y fuera de él son muchos los que delinquen teniendo medios, bienes y “éxitos”. Son muy diversas las razones que explican, mas no justifican, el ejercicio del robo simple o agravado, del homicidio, del sicariato, etc., por parte de jóvenes de nuestro país.
El ejercicio de la antipolítica es otra práctica que acecha y actúa contra nuestra juventud. Bajo el predicamento de que en el comportamiento de “los políticos” radican muchos de los males del país, una indefinida cantidad de jóvenes se ha alejado equivocadamente de esta actividad, cayendo muchas veces en un comportamiento individualista, considerando que lo único importante es “el propio yo” de su “propia vida”. Así también, recursos buenos, como los medios tecnológicos de comunicación, se convierten en acechanzas contra los jóvenes cuando los aísla y aleja de los que están cerca.
Y también son acechanzas contra la juventud, que no por citarlo de último son menos importantes, la emisión y consumo de canciones cuyo contenido cosifica a la mujer, “imbeciliza” a los jóvenes y los extraña de la realidad.
Como se me acaba el espacio, finalizaré diciendo que aunque los tiempos han cambiado, una vieja consigna estudiantil sintetiza de manera certera las que creo deben ser, actualmente, las tareas de los jóvenes: “Estudiar y luchar”. Hago reserva del propósito de ampliar el punto más luego.