Dilenia Cruz
Los valores que nos rigen como personas dentro de una familia o sociedad pueden ser tan particulares como cada individuo, aunque como grupos o sociedades hemos de estar regidos por “valores comunes”.
Cito algunos que para la mayoría pueden ser útiles de igual modo: educación, poder, religión, libertad, comunidad, familia, seguridad, dinero, paz, justicia, igualdad y cultura, entre otros. La bondad o maldad de cada uno de ellos depende del uso que les demos.
En mis clases de liderazgo para jóvenes repasamos estos aspectos, en el entendido que, dependiendo de la religión, cultura, familia, país, escuela, empresa y demás entidades que aglutinen personas, los valores pueden variar su preponderancia.
Desde hace varias semanas reflexiono sobre estos aspectos, porque como sociedad hemos ido legitimando antivalores.
Por ejemplo, siempre hemos tenido prostitución, en la República Dominicana la etiquetan como “trabajo sexual”.
En otro rango, teníamos ‘peladoras’, hoy ‘chapiadoras’. Actualmente, el ‘chapeo’ es una forma de vida tan normalizada aquí que publicamos manuales de ‘chapiadora’.
Son entrevistadas en la radio y la televisión para ganar “rating” sin importar el efecto demostración que le’ llevamos a las generaciones más inmaduras.
De seguir como vamos también tendremos en librerías, radio y televisión los manuales de narcotráfico, lavado de dinero y sicariato. Si es que ya no están y estoy fuera de base. Mientras sigamos riendo y compartiendo esas seudo entrevistas también seguiremos hundiéndonos en esos antivalores.
Insisto, estamos a tiempo de retomar nuestros valores. Un buen dominicano conoce y respeta el trabajo, honor, responsabilidad, credibilidad, transparencia, familia, y decencia.
Aun cuando algunos psiquiatras aseguran que hay personas insalvables, creo que como sociedad seguimos siendo potables y perfectibles. Yo estoy haciendo mi parte, ¿y tú? Cuéntame.
