Nuestro fundamento

Nuestro fundamento

Nuestro fundamento

Francisco Rojas

Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.

Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena.

Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y ésta se derrumbó, y grande fue su ruina. Mateo 7:25-27

La catedral de Florencia (Italia) con su enorme cúpula y su altísimo campanario, determina la silueta de la ciudad. Ambos edificios están situados junto al Baptisterio de la Plaza del Duomo.

El nombre de la catedral es Santa María de las Flores. La tradición dice que el arquitecto de la majestuosa catedral dejó en la cúpula de la misma una pequeña abertura a través de la cual entra un rayo de luz.

El día 21 de junio esta luz tiene que dar directamente sobre una placa de bronce situada en el suelo de este magnífico santuario del siglo quince.

Si la luz no cubriera la placa completamente los responsables del cuidado del edificio se alarmarían inmediatamente. Sabrían que el edificio se ha movido y tendrían que empezar a revisar el estado de los fundamentos.

Esto podemos aplicarlo a nuestra fe y creencia; dónde estamos poniendo nuestra confianza, cuál es nuestro fundamento como cristianos, quién está guiando nuestra vida espiritual, nuestra fe puesta en los fundamentos de los hombres.

Nuestros cimientos cristianos deben de estar anclados en la roca que es Jesucristo.

Un fundamento que nos guardará de todo peligro que nos pueda traicionar.



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