Reconocer que nos equivocamos no es tan fácil como suena y, aunque logremos aceptar nuestras equivocaciones, nos quedamos con sentimientos que nos dejan un sabor desagradable que, muchas veces, nos llevan a juzgarnos muy duramente. No reconocemos nuestra humanidad ante el error.
Por lo general, sabemos que podemos equivocarnos, pero al calor del error nos cuesta verlo desde la óptica del aprendizaje, tomar las riendas, aceptarlo y decidir accionar para evitar volver a tropezar con la misma piedra. En pocas palabras, seguir adelante sin que el látigo de la culpa y la tristeza nos haga sangrar.
Nuestro ego nos hace pensar, consciente o inconscientemente, que somos infalibles, que nuestra inteligencia -poco o mucha- o nuestra corta o larga experiencia de vida nos salva de las equivocaciones.
Les cuento que, sin importar la inteligencia y experiencia que tengamos, cometeremos errores. No uno, sino muchos. Algunos podrán ser solucionados y otros serán irremediables. Es en este último donde ponemos a prueba nuestra inteligencia emocional para seguir adelante sin que esto nos destroce el futuro.
Debemos entender que la historia de la humanidad está llena de equivocaciones porque los seres humanos no somos infalibles ni perfectos. ¿Qué hacer después de una equivocación? Aquí, acciones que me han servido a mí.
1. Acepta lo que pasó. Cuando lo aceptas puedes aprender de lo que pasó.
2. Tomar responsabilidad. Sé dueño de tu fracaso. No hay vergüenza en ello.
3. Analizar lo que pasó. Ayuda a trabajar en tus puntos débiles y mejorar tu desempeño.
4. Aprender de tus errores. Identifica tus debilidades, trabaja en ellas y conviértelas en tu fuerza.
5. No detenerse. Lo que pasó, pasó. Ninguna cantidad de llanto, queja o arrepentimiento puede ayudarte a superarlo. Solo te estanca.
6. Superarlo. Seguir adelante. Si crees que no puedes, busca ayuda.
La recuperación lleva tiempo. Trata de combatir los pensamientos negativos siendo positivos y rodeándote de personas positivas. Recuerda que el valor de todo error reside en saber superarlo, interiorizarlo y aprender de él.