¡Nos salvamos!
Los famosos falsos sindicatos de transporte público de pasajeros y carga son los principales responsables del caos del tránsito, por la flagrante impunidad de sus afiliados choferes de motocicletas, autobuses, camiones y carritos de concho.
Durante mi niñez, hace sesenta años, nadie habría pronosticado que esos gremios eclosionarían como empresas mafiosas ni que son tan poderosos que los Gobiernos les temen y que algunos de sus jefes son legisladores. Tampoco lucía verosímil que desde chiriperos urbanos hasta braceros agrícolas andarían con un teléfono celular, más chiquito y poderoso que el de Dick Tracy.
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Pues bien, en esta era de inteligencia artificial no sé si tendremos suficiente discernimiento natural para digerir que la Central Nacional de Transportistas Unificados anunció que operará un servicio de taxi aéreo financiado por el polémico y excéntrico hijo de un rico negociante de origen árabe y una dominicana. Este encaste empresarial entre los Pérez Figuereo y Karim Abú Naba’a luce tan fantasioso como las aventuras de la familia Jetson.
Ordenar el tránsito terrestre parece imposible, pero pronto tendremos motoconchos voladores cuyos clientes demostrarán reales timbales. Ojalá me alcancen los años que me quedan para ver cómo funcionará este nuevo invento de este país nuestro tan particular. ¡Más trabajo para Tatica!
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