Nos hemos acostumbrado a lamentar por no prevenir

Nos hemos acostumbrado a lamentar por no prevenir

Nos hemos acostumbrado a lamentar por no prevenir

La capacidad de asombro volvió a ser puesta a prueba con el conocimiento del positivo a consumo de una sustancia prohibida de Robinson Canó, quien con esa decisión manchó una carrera hermosa que se esperaba terminara con una placa conmemorativa en el Salón de los Inmortales del béisbol en Cooperstown.

Me llamó bastante la atención como muchos comentaristas de áreas ajenas al deporte se volcaron para, como siempre, hacer leña del árbol caído. Aquí disfrutamos de eso.

Aunque más que reprochar a esos comunicadores por aprovecharse de esa vieja práctica, me gustaría invitarlos a que de la misma forma que utilizaron sus espacios para crucificar a Canó, lo hagan para que llamen a las autoridades judiciales a enfrentar el flagelo de los esteroides desde las edades temprana, porque siempre será mejor prevenir que lamentar, ya que por no hacerlo, el mundo nos conoce como los más tramposos y los más corruptos.

Se rumora que la industria del béisbol se estremecerá más fuerte con los casos de esteroides que se revelarán el próximo dos de julio, cuando se harán oficiales las firmas de los principales prospectos de 16 años y medio de América Latina. Se dice que 13 de los mejores 20 prospectos saldrán positivo.

Un amigo que tiene muchos años trabajando en la oficina del Comisionado de Grandes Ligas que funciona en el país me confió que desde el surgimiento de esa entidad han logrado erradicar por completo los fraudes que se hacían con las actas de nacimiento para quitarse la edad y la utilización de actas de amigos y familiares, pero no han podido contra el uso de esteroides.



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