Recientemente, en un acto de populismo, el presidente Medina frente a un selecto grupo de empresarios dijo que para tener más productividad en el sector privado “hace falta aumentar los salarios bajos que tiene este sector y que el crecimiento solo será posible y duradero si se acompaña de la creación de formación y oportunidades, a la vez que salarios dignos”.
La preocupación es lícita en el Presidente y en cada uno de nosotros que sabemos lo poco que se paga en el sector privado, salvo contadas excepciones.
Pero ¿qué sucede en el sector público? Lo mismo y peor. Centenares de empleados públicos, muchos de ellos inamovibles, no importa que el gobierno cambie, permanecen sentados en sus escritorios a la espera de un aumento salarial digno para poder vivir.
Incluidos los que sirvieron al Estado y les fue colocada una pensión de miseria. La otra cara en el sector público son los sueldos de lujo en cada una de las instituciones del Estado; Palacio Nacional, Congreso, Tribunal, Suprema y ministerios.
La situación de productividad y oportunidades varía bastante en lo público y depende en gran medida de la afiliación partidista de la persona en cuestión o las relaciones personales con el ministro de turno.
Cada vez que llega alguien nombrado con todas las de la ley a un ministerio, muchas veces a puestos botellas, llegan ufanos frente a los demás empleados que continúan ganando RD$10,000 o 20,000.
Otro asunto, sabemos que el Gobierno es el mayor empleador del país, la nómina pública está disparada.
Urge que el presidente Medina y sus ministros dispongan una necesaria reestructuración y reducción de sus nóminas y puedan de esta manera mejorar las condiciones de quienes ya están ganando sueldos y pensiones de miseria, aumentar la productividad en ellos y atenuar la situación. Hay que sanear la nómina del Estado.
La nómina pública exterior es otro tema atiborrado de abusos, de sueldos estratosféricos que bien podría ahorrarse el Estado y equipararlos de una manera más óptima.
Es una nómina altísima en personas pagadas y que residen en el país y no en su lugar de nombramiento.
El Ministerio de Relaciones Exteriores no ha hecho nada por reducir esta situación.
En este sentido, es el Gobierno el que tiene que dar ejemplo y no lo hace!!