Estoy totalmente de acuerdo con los que propugnan porque sean revisados los nombres que tienen algunas calles y avenidas de ciudades y pueblos dominicanos.
No es la primera vez que escribo sobre el tema, y aunque nunca se me ha hecho caso, vuelvo y vuelvo a insistir en que ya es hora de que algún alcalde o simple regidor proponga hacer justicia a los verdaderos pro-hombres de nuestra hermosa Historia honrando con su nombre alguna plaza pública, uno que otro episodio histórico o simplemente una calle citadina.
Naturalmente, una medida de ese tipo tiene que estar acompañada de algunos cambios de nombre para corregir la anomalía de que nuestras mejores plazas y avenidas son honradas con denominaciones de pocos méritos para este país.
Aclaro, sin embargo, que, como excepción, son merecidos los homenajes a Bolívar, San Martín, Fleming, Betancourt, Jonas Salk…
Hace tres días el periódico “El Nacional” trajo un magnífico reportaje sobre el tema, sugiriendo el re-bautizo de una serie de lugares públicos.
Yo apoyo esa iniciativa. Ojalá que muchos otros hagan lo mismo, a fin de crear un movimiento de opinión que obligue a nuestros ediles a sacudirse un poco y atreverse a dar el paso. Kennedy, Churchill, Lincoln, la ciudad de Sarasota y otros por el estilo, pueden conformarse con un poquito menos.