Uno de los factores clave para el desarrollo de cualquier sociedad, y en especial la nuestra, es la educación. Ello es así porque es la única vía de garantizar que nuestros conciudadanos estén preparados para enfrentar los retos socioeconómicos del futuro, además del mejor camino para garantizarnos una sociedad futura más inclusiva, participativa y productiva.
Esta reflexión viene al caso debido al anuncio reciente de la decisión del Ministerio de Educación de adecuar el contenido de las Pruebas Nacionales para acomodar las mismas al entorno escolar vivido en los últimos años. Esto porque se infiere que la educación a distancia en la que se invirtieron enormes sumas de dinero no logró sus objetivos, teniéndose por resultado un nivel de aprendizaje mucho menor de lo esperado.
Es así como se anuncian ajustes en las pruebas de matemáticas, lengua española, ciencias naturales y sociales. Precisamente las materias donde históricamente nuestro país ha mostrado enormes debilidades y resultados terribles en las pruebas de medición internacional del conocimiento.
Con estos ajustes, lejos de medir los avances de nuestros alumnos, parecería más bien un esfuerzo de acomodamiento a la mediocridad imperante.
Estas decisiones de ajustar las Pruebas vienen a confirmar cuán lejos están los esfuerzos y los resultados del consabido 4% en lograr una real mejoría en el nivel de conocimientos de nuestros estudiantes.
Y eso, no hemos considerado otros temas tan urgentes como la preparación para el mercado de trabajo, o la triste realidad de la deserción estudiantil, así como los más de seiscientos mil jóvenes que ni estudian ni trabajan: “los nini”.
Por suerte aún hay quienes están dispuestos a luchar para detener el deterioro de nuestra educación, como el caso del destacado educador Dr. Radhamés Mejía, quien recién planteó recomendaciones concretas y viables para reactivar el Pacto Nacional por la Reforma Educativa, esfuerzo que debe merecer atención inmediata.
Estos no son tiempos para rendirse y acomodar las evaluaciones a los déficits imperantes. Son tiempos de redoblar esfuerzos sensatos y salvar el futuro educativo de la nación.