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“No todo el mundo puede estudiar medicina”, la reflexión del doctor José Joaquín Puello

  • Advierte que las academias deben filtrar con rigor a quienes aspiran a ejercer la profesión
  • El neurocirujano recuerda que sin formación ética y humana, ni la tecnología ni los conocimientos garantizan una atención médica de calidad
  • Humanizar la medicina es la lección que Puello deja a las nuevas generaciones

CEMADOJA- José Joaquín Puello
El doctor José Joaquín Puello, presidente de la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar. Chaimy Soriano

Santo Domingo.- Para el neurocirujano José Joaquín Puello la medicina no empieza en los libros ni termina en los quirófanos. Comienza, y se sostiene, en una condición esencial, la capacidad humana de sentir compasión por quien sufre.

“El médico que no cree en la humanización y la compasión hacia el paciente no merece una atención adecuada. Esa es la primera herramienta que debe tener cualquier joven que quiera ingresar a la carrera de medicina”, afirma presidente de la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar y maestro de generaciones de médicos dominicanos.

Puello advierte que, en una sociedad cada vez más marcada por la presión económica, existe el riesgo de desvirtuar el sentido profundo de la profesión.

“Probablemente en un porcentaje relativamente alto, las personas atienden más a la parte económica que a la dimensión humana del ser”, reflexiona.

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Sin embargo, recuerda una verdad incuestionable. “Los médicos no trabajamos con mesas, ni con juguetes, ni con objetos. Tenemos frente a nosotros un ser humano”.

Ese ser humano explica llega al consultorio buscando lo más valioso que posee, su salud. “¿Hay algo más importante que eso? El que no tiene esa formación no tiene absolutamente nada”, destacó.

El paciente, centro y protagonista

Desde su visión, la medicina solo tiene sentido si el paciente ocupa el lugar central.

“La carrera de medicina está basada esencialmente en su protagonista, que es el paciente”, apuntó. Por eso insiste en que la formación médica no puede limitarse al conocimiento técnico, sino que debe incluir valores, ética y fortaleza emocional.

“Ese paciente, esa persona, niño, mujer u hombre que está sentado frente a ti, puede ser tu padre, tu madre, tu hermano o tu esposa”, señala.

Y añade que el dolor de una enfermedad, aun cuando no sea mortal, siempre es angustiante.

“Imagínese lo que significa para alguien enfrentar un tumor cerebral, una lesión grave en la cabeza o un cáncer de pulmón. Estamos hablando de patologías que atentan contra la vida”.

En ese contexto, Puello sostiene que la actitud del médico es parte fundamental del tratamiento.

“Nosotros decimos que la actitud del médico hacia el paciente es la mitad del tratamiento”, asegura.

Incluso, dice haber sido testigo de algo más profundo: “Hay médicos que sanan solo con humanidad y compasión. Eso se nota en la práctica diaria. Se produce hasta una especie de transferencia espiritual entre el médico y el paciente”.

El papel clave de las academias

El especialista pone un énfasis especial en el rol de las escuelas de medicina, a las que atribuye una responsabilidad determinante en el futuro del sistema de salud.

“Las academias tienen que filtrar, con muchísimo cuidado, a los jóvenes que van a estudiar medicina”, sostiene.

“No todo el mundo puede estudiar medicina”, destacó el neurocirujano.

Y explica que el aspecto psicológico, los valores éticos y la moral pesan tanto o más que la capacidad intelectual. “Eso es lo que más pesa”, insiste.

Para Puello, una selección deficiente en las aulas termina reflejándose en hospitales deshumanizados y en pacientes que se sienten desprotegidos. De ahí que considere urgente reforzar los criterios de ingreso y formación integral.

Vocación, no riqueza

En su análisis, el creciente énfasis en la rentabilidad ha contribuido a que algunos profesionales pierdan de vista la esencia del oficio.

“No es una profesión para hacerse rico”, dice sin rodeos. “Es una profesión de vocación, de entrega”.

Reconoce, por supuesto, que los médicos tienen responsabilidades familiares y necesidades económicas, pero aclara que quien no está dispuesto a sacrificar parte de su comodidad personal debería elegir otro camino.

“Si usted no está dispuesto a eso, haga cualquier otra cosa, pero no sea médico”.

Para el doctor José Joaquín Puello, la medicina sigue siendo, ante todo, un compromiso moral con la vida.

Un compromiso que no se enseña solo con libros, congresos o tecnología de punta, sino con el ejemplo diario de respeto, compasión y humanidad hacia quien deposita en el médico su confianza más profunda.

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Periodista egresada de la Universidad O&M, apasionada por escribir sobre niñez, salud e historias humanas. Combina su amor por el periodismo con su afición por los deportes. Madre de dos niños, lo que le aporta una perspectiva cercana y sensible en sus reportajes.

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