No te rindas

No te rindas

No te rindas

Suelta lastres. Aprende a fluir. Pasa página. Consejos que alguna vez hemos escuchado. Válidos y buenos. No lo niego.

Pero hoy quiero hablar de lo contrario, sobre no soltar las cosas porque dan demasiado trabajo o no se traducen en satisfacciones inmediatas.

No hablo de sufrir por gusto. Me refiero a enfrentar los obstáculos en vez de usarlos como una razón para desistir.
Esa sensación general de que todo tiene que ser aquí y ahora ha llevado a que los niveles de fustración sean mínimos, la resiliencia no exista y las razones para dejar algo por mitad pesen más que aquellas que impulsan a seguir.

Nada es sencillo. Nada es regalado. Eso puede ocurrir en un caso entre miles y sobre todo en la ficción, bueno ahora también en las redes sociales donde muchas cosas se fabrican.

La aplastante realidad es que vas subir un escalón para caer tres, pero de esa manera cuando mires la escalera sabrás por dónde ir. ¿Cómo? Pensando, razonando, negociando, luchando, confiando, trabajando… Y sí, te va a costar mucho, pero solo piensa en demostrarte que puedes con eso y con lo que venga.

De esta forma desarrollas varias aptitudes básicas para terminar lo comenzado: pensar analíticamente una solución, esto solo ocurre cuando te equivocas o cuando surge un problema; aprendes a resistir embates que te frenan, incluso que te tumban, pero no por eso quedarte parado, sino responder con más fuerza si cabe.

Y resulta que cuando no te rindes y alcanzas la meta la sensación de triunfo no se compara con nada.

Pero si, al final, cuando de verdad has hecho todo, todo lo posible por lograrlo y no lo logras, que la decepción no te frene sino que se convierta en experiencia para los nuevos retos. De verdad.



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