No solo se robaron dinero, sino y por igual, la esperanza de muchos

No solo se robaron dinero, sino y por igual, la esperanza de muchos

No solo se robaron dinero, sino y por igual, la esperanza de muchos

Porque: “El irrespeto a la mujer, es un

signo de corrupción moral”

 

Sin la mujer, al comienzo de

nuestra vida, nos hallaríamos

desvalidos; a  la mitad de ella,

sin placer, y, después,

al final, sin consuelo.-

  1. de Jouy.-

Hoy, estamos colmados de problemas, donde unos –que son muchos- lloran, lamiéndose las heridas, causadas por sus malas acciones, las mismas que los hicieron enloquecer, creyéndose dueños y amos del país, todo, porque en su gran mayoría no tenían nada o muy poco y una vez se vieron enfrente de tantos recursos, la ambición les hizo perderse en lo claro, al considerar que la misma, había sido una herencia –que como expresé- anteriormente, les había dejado algún brujo de esas tierras donde las creencias de ese tipo, son toda una tradición, pero, se equivocaron.

Del crimen cometido, solo se habla de aquello superficial, como lo es el dinero, sustraído de las arcas del Estado, por medios finos y los más, por otros más vulgares, sin desestimar las intimidaciones y aberraciones llevadas a cabo, no, ese no es el peor delito sino, el haberles robado la esperanza de una mejor vida a tantas y tantas personas que hoy pululan por nuestros arrabales.

Vemos muchos desvelos ante los maltratos a la mujer, donde tantos consideran que el problema no se ha tratado de manera integral y mucho menos, el gobierno ha destinado los recursos necesarios para combatir este gran y desagradable problema. Y es posible que estén en lo cierto, pero, si los recursos de que dispone el Estado son sustraídos vulgarmente por una clase política corrupta, de dónde saldrían entonces esos recursos y sobre todo, nadie ha planteado el cómo y en qué se emplearían, aunque, si a los malhechores salientes y los que puedan aparecer se les confiscaran los mismos, de seguro sobrarían.

Nos parece que el tiempo para la oratoria engañosa y las teorías de aulas, ya estamos más que hartos. La ejecución de políticas realistas no puede esperar más. Por obligación, tenemos que estar conscientes de que más que marchas y declaraciones en el Día Internacional de la violencia contra la Mujer, necesitamos más acción y menos teorías.

La marginalidad; pobreza; hacinamiento humano;  corrupción política; falta de autoridad para imponer el orden; permisividad; moral en bandolera; falta de respeto mutuo y, algo importante, la conversión de los cabarets en colmadones, son algunos de los aspectos pocos tratados por los reales o supuestos tratadistas sobre este asunto.

Y es que todo lo anterior, es producto de las acciones políticas corruptas, que se roban el dinero del pueblo y que ahora, -por fin- ahora, que se están tomando medidas para corregir este desmadre, aparecen los mismos que las causaron, como si fuesen apóstoles y hasta tienen el tupe, de hablar sobre persecución política, ante lo cual, demuestran lo cara dura que son.

Son esos robos del erario los que inciden en la causante mayor de todos estos males, no solo de la mujer –como mal se podría interpretar- sino, de los hombres por igual, refiriéndonos explícitamente a la falta de una buena educación individual y de sociedad. Porque la mala educación, la falta de cultura comienza con la preparación de los mismos maestros, tomando en consideración, que por igual, proceden de esos mismos estamentos y adolecen de las mismas debilidades, las cuales transmiten, sin muchas veces darse cuenta.

Educación de calidad, para los maestros, constituye la esencia para resolver el problema, ya que de todos es conocida esta debilidad y eliminando la ineficiencia en ellos, se elimina en los alumnos, siendo innegable, que una inmensa cantidad de “profesores”, no ha leído siquiera un “paquito” de Súperman. Quizás ya sea hora de ponerle fin a esa clase de -como decía el inolvidable Freddy Beras Goico-, «esos cueritos, que a los 16 han pasado por más manos que un masajista profesional”, donde quizás, la madre se crio de igual manera y del varón ni hablar, quizás de colmadón en colmadón. Triste realidad, y de ahí a  la falta de respeto mutuo, una cerveza basta, porque esos barros, condujeron estos lodos. ¡Sí señor!



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