Este tiempo de turbulencia global desde diferentes perspectivas, me lleva a pensar, que tan importante es la fe en nuestro Dios para poder seguir adelante y es por lo que, inicio esta entrega con un versículo de la Biblia que nos habla del importante rol de tener una fe inamovible para no tambalearse: «Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento». Santiago 1:6
Hoy donde la incertidumbre nos arropa, y no acabamos de recibir noticias tristes, cuando ya se está gestando la otra, las campañas subliminales y directas de antivalores por diferentes vías tienen un protagonismo que asusta, donde ver el desinterés de tantos por luchar contra todos estos males mina nuestras fuerzas, la ambición de dinero y poder prima y para cerrar con broche de oro, el corazón de nosotros los humanos se hace cada vez más tosco, se hace más urgente el tener fe.
Muchas veces al ver las expresiones de irrespeto a toda buena costumbre en las redes sociales frente a diferentes tópicos y cómo las mismas se hacen virales, no doy crédito a lo que veo, y es ahí cuando reflexiono y digo que debemos estar firmes en los fundamentos sellados en nuestros corazones por Dios, orar y transmitirlos a otros, las futuras generaciones dependen de nuestro accionar basado en valores, no dejemos que nos lo arrebaten, no perdamos la fe.
En la cotidianidad somos conscientes de que cuando creemos en alguien, es porque lo conocemos, sabemos su trayectoria, y es por lo que sin lugar a dudas, el conocer a Dios a través de su Palabra en la Biblia, el tener un tiempo de oración con Él, compartir testimonios con nuestros semejantes, es vital para mantener viva nuestra esperanza.
La fe se acrecienta con la acción, es asunto de involucrarla en los pequeños y grandes detalles, desde que abres tus ojos en las mañanas hasta que, con fe, depositas tu descansar bajo su cuidado.
Cuando practicas la fe en Dios tu vida se vuelve emocionante, te das cuenta que no estás solo en ninguna circunstancia y aprendes a confiar, cualquiera que sea la respuesta y sobre todo a reconocer la soberanía del Señor, pues, el que no obtengamos la respuesta que esperamos, no quiere decir que el Poder de Dios es menos, es entender que Él si nos escuchó pero tiene otros propósitos para nuestras vidas y en fe, sabemos que son de bien, pues tienen carácter de eternidad.
La fe nos da paz, quita estrés, nos fortalece, nos hace aguerridos, seguros, nos devuelve la esperanza, porque como dijo el apóstol Pablo, con ella aprendemos a tener contentamiento, cualquiera que sea nuestra situación, estamos en las manos del que todo lo puede, eso no quiere decir que en momentos no podamos estar tristes, pero la fe de saber en quien hemos confiado, nos coloca en estado de esperanza y paz.
Les dejo con este hermoso versículo de Juan 11:40: ¨Animándoles a que ejerzan la fe: Jesús le dijo ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? ¨
Sin fe es imposible agradar a Dios, pero lo más hermoso de esto, es que la misma es un don gratuito que recibimos de su parte, pero es necesario buscarla.
Dios te bendiga.