No nos dejan alternativas

No nos dejan alternativas

No nos dejan alternativas

Los pueblos no eligen los métodos de lucha, es más, ni siquiera eligen luchar. Responden a las acciones de los gobernantes, y lo hacen en el escenario y circunstancias a que se les empuje.

Cuando las instituciones funcionan, las luchas son institucionales; pero cuando el poder político secuestra las instituciones, hay que buscar otras alternativas. En nuestro caso, donde el secuestro es total, las alternativas son pocas.

¿Cómo hacer que el Gobierno obedezca al pueblo (que es el soberano)? Y no me refiero a desahogos, sino a hacer que la clase gobernante respete al pueblo y deje de abusar de él.

¿Cómo podemos hacer eso en República Dominicana? No me vengan con que las leyes dicen esto y la Constitución dice aquello. Sabemos bien que esta gente “se limpia” con eso. Como decía Montesquieu: “No hay tiranía más cruel que la que se hace bajo el escudo de la ley y en nombre de la justicia”.

Vuelvo y repito, ¿cómo hacer que el gobierno deje de abusar del pueblo?

Nos hunden con préstamos y más préstamos, imponen mafias en los combustibles y las importaciones, ponen sus jueces y fiscales, nos roban a la clara, en fin, hacen lo que les da la gana. ¿Y el pueblo qué? ¿Esperar 2020 para ir a votar? Pero si no nos damos a respetar ahora, qué nos hace pensar que respetarán las elecciones.

Creo en la democracia, y por eso entiendo que el poder radica en el pueblo; por esa misma razón considero que cuando los gobernantes entienden que el poder lo tienen ellos, el pueblo debe enseñarles que se equivocan.
La historia de la humanidad no se ha escrito con flores.

El camino hacia la democracia no está cubierto precisamente de pétalos. Los derechos se fortalecen enfrentando la tiranía, y algunos sacrificios serán necesarios si queremos un país mejor.

Malo no es quien lucha por sus derechos, sino quien los viola. Malo no es el pueblo que protesta, malos son los gobernantes que no nos dejan alternativas.
¡Ni un paso atrás!