Las graves irregularidades detectadas por la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) en el seno de la Federación Dominicana de Fútbol (Fedofútbol), arrojan un poco de luz sobre cómo se están manejando desde hace años esas entidades, donde al parecer sus ejecutivos hacen y deshacen, violentando principios éticos de administración.
Para conocer apenas parte de las irregularidades que se venían cometiendo desde hace años, tuvo que intervenir la FIFA, que determinó que la Fedofútbol era manejada como propiedad privada, en la que su principal incumbente, sin ninguna regulación ni estupor, realizaba negocios para su beneficio directo o el de sus familiares y allegados.
Las denuncias sobre el uso inadecuado de los dineros de entidad, originó investigaciones, incluido un allanamiento a su local y otras dependencias por parte del Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa, que nunca ha evacuado los resultados de la experticia del 8 de marzo de 2016.
En esa ocasión, la indagatoria fue por supuesta asociación de malhechores y estafa al Estado dominicano por 51 millones de pesos recibidos del Ministerio de Deportes.
Resulta cómico y burlesco que las autoridades nunca han dado los resultados, pero lo más grave, es que al parecer no existe el mínimo interés por parte de los organismos afectados.
Hay que preguntarse si una situación similar o parecida sucede en otras entidades, en que sus dirigentes son amos y señores.
Esta es una gran oportunidad para que se hagan las auditorías necesarias para conocer el destino de los recursos que aporta el Estado y empresas privadas a los deportes.