¿Qué ocurre cuando todo va demasiado rápido y no quieres correr? ¿Qué pasa si no aspiras a ser líder? Solamente, a ser.
Me pregunto qué ocurre si decides no cumplir las expectativas de los demás porque al hacerlo dejas de sentirte.
¿Qué pasa si tu valor no se mide por tu cantidad de seguidores y que sucede si dejas de seguir a alguien solo por estar donde están los demás?
No debería pasar nada. Cada ser humano es único y esa tendencia asfixiante a etiquetar hace que la libertad cada día sea más demandante. Sí, para ser libre hay que superar unas metas que quizá, solo quizá, no sean las que quieres. Y hablo en el sentido más íntimo, más profundo, ese que conoces cuando estás solo.
Si te quedas en tu zona de confort eres un fracasado. Dejemos que cada quien se quede donde quiera sin juzgar, quizá, solo quizá, lo hace porque tiene miedo a decepcionar al mundo.
Tener dudas, miedos, ansiedades debe quedar dentro de ti porque si lo manifiestas entras dentro del grupo de los débiles o, si tienes suerte, de aquellos a quien miran con condescendencia. ¿Y todavía te preguntas por qué hay tanta gente deprimida?
Te empujan, literalmente, a un universo de felicidad continua, de éxitos y avances que, muchas veces, hacen que no tengas tiempo ni espacio para saber qué quieres, dónde estás y hacia dónde quieres ir.
No atesoras momentos de autorreflexión que te den las respuestas que necesitas porque estás respondiendo a las de los demás. Cada día sientes más soledad y temes que nadie te entienda. No estás solo.
Usa tu libertad para marcar tu camino sin miedo a quedarte fuera. Somos muchos los que te acompañaremos en esta búsqueda que, al final, hará que nos encontremos.