Para que no digan que sólo nos gusta molestar criticándolo todo, es bueno que se sepa que también nos agrada recibir correcciones cuando nos equivocamos, como humanos que somos, o cuando incurrimos en algún error señalando deficiencias en instituciones de servicio público.
El otro día, por ejemplo, esta columna se hizo eco de una irregularidad grave de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) consistente en publicar los nombres e identidades de centenares de ciudadanos como violadores de las leyes de tránsito, sin serlo.
Para colmo, muchas de esas personas aparecían como reincidentes en las listas de la Amet, provocándoles molestias y perjuicios irremediables.
No pasaron 24 horas después de que hicimos dicha denuncia, cuando recibimos una atenta carta del director de la Amet, general de brigada de la Policía Nacional doctor Frener Bello Arias.
En su misiva, el citado oficial, tras aclarar que las irregularidades ocurrieron en una administración anterior a la suya, nos informa que ha ordenado realizar “una minuciosa y exhaustiva investigación al respecto”, con la promesa de que los resultados de la misma se darán a conocer a toda la población.
No tenemos por qué dudar de la palabra y las intenciones del general Bello Arias. Nos habría gustado que el general se impusiera un plazo a sí mismo para develar el misterio en cuestión, pero ya que no lo hizo, estaremos nosotros pendientes de cuántos días habrán transcurrido para conocer la verdad.
Sin malos pensamientos, ya empezamos a contar. No es por nada…