Pedro Álvarez en sus inicios estaba considerado como un jugador que haría historia, en lo que se proyectaba iba a ser una trayectoria de muchos años en Grandes Ligas.
Todos los técnicos le tenían puesto el sello de que no podía fallar, debido a un extenso historial de éxitos en su trayectoria en la secundaria en el Bronx, y luego en la universidad de Vanderbilt.
La creencia de que se convertiría en un estelar en la Gran Carpa tuvo su lógica, debido a que este muchacho implantó marca de jonrones, promedio de bateo, porcentaje de embasarse, de slugging e impulsadas, siendo nombrado Atleta del Año en su temporada senior.
Fue reclutado por los Piratas en la primera ronda, en el draft de 2008, con un pacto de ligas menores por 6 millones de dólares .
Debutó por todo lo alto el 16 de julio de 2010, todavía considerado como el octavo mejor propecto en ese año.
En los Piratas demostró su talento como bateador de poder en los años 2012, 2013 y 2015, con 30, 36 y 27 cuadrangulares, respectivamente, cifras nada mal.
Traspasado a los Orioles en 2016, se proyectó que tomaría un mejor rumbo, al pegar 22 jonrones, pero en 2017 apenas agotó 32 turnos.
El domingo retomó las pilas, al irse dos veces para la calle frente a los Tigres de Detroit.
La primera vez en su carrera que conectó dos cuadrangulares fue el 20 de julio de 2010 contra los Cerveceros, al disparar un “grand slam” en la primera entrada al lanzador de los Cerveceros Dave Bush y luego siguió con un jonrón en solitario en la entrada siguiente.
Todavía, a sus 32 años, muchos creen que Álvarez tiene mucho que dar. Ojalá sea así.