Santo Domingo.-El deseo reprimido de obtener “rápido” un vehículo Four Wheel de juguete, valorado en RD$300 pesos, talvez para echarlo a correr por las “carreteras” de piedras que acostumbraba a construir, llevó a Yeuri Manuel Martínez a quitarse la vida.
Con apenas diez años de edad, el niño, residente en el Patio La Virgen de La Victoria del municipio Norte, había acompañado a su madre Clara María Domínguez Mieses al mediodía del domingo en un reparto de juguetes, donde apenas le tocaron unos soldaditos, pero de regreso a su casa se obsesionó con el carro.
Pasadas las 3:50 p. m. del domingo, Yeuri se resistió a esperar la promesa de su madre de que le compraría el carro ayer, con la celebración de los Reyes Magos.
“Él me dijo: mami yo quiero trescientos pesos para comprar ese carro, y yo le dije, aguántate a mañana, que Gregorio, un señor que reparte juguetes, te va a traer algo. Siguió insistiendo y minutos después hizo lo que hizo”, narró la madre que lloraba desconsolada.
Abandonó hábito
Esa tarde el pequeño se negó a asistir, como era habitual, a una finca con uno de los vecinos a arrear unas vacas, de donde acostumbraba a traer leche para su madre y sus otros cinco hermanitos, de los cuales era el tercero.
Tampoco participó en un cumpleaños, donde estaban en el momento de su tragedia la mayoría de los niños del entorno.
Ayer, los mismos que celebraban y disfrutaban de esa actividad, lloraban y estaban consternados por su decisión, al tiempo de mostrarse sorprendidos porque supuestamente era un niño dócil que no se peleaba con nadie.
Yeuri se colgó justo al frente de su humilde vivienda, en una casita a medio construir, momentos, después de estar jugando con uno de sus hermanitos.
Condición de vida
El pequeño, que cursaba el tercero de primaria en la escuela María Figueroa Adón, vivia con su madre soltera y sus hermanos Deivi, Heyri y Tatiana Martínez Mieses, de 13, 11 y 9 años, Lizandra y Doriel Enrique Peguero Mieses, de 2 años y dos meses, respectivamente.
La madre de Yeuri apenas recibe del padre de este, Henry Manuel Martínez, cinco mil pesos de pensión, por lo que viven de forma paupérrima, como muchas otras familias del lugar.