Santo Domingo.- Samuel Carmona García apenas tienes 12 años de edad, como muchos otros niños dominicanos, su sueño es convertirse en un jugador de Béisbol Profesional así como llegar a grandes ligas, para construirle una casa a su mamá y sacar a su familia de la miseria.
Sin embargo, en lo que intenta hacer realidad ese sueño ha tenido que afrontar la realidad social en la que vive, una precariedad económica que lo obligó a abandonar los estudios e idear una forma para llevar el sustento a su familia; teniendo como principal herramienta su bicicleta, lo que otros infantes de su edad utilizarían para jugar.
Es así como entre sollozos el niño confiesa que al sentirse responsable de sacar su familia hacia delante, se vio en la necesidad de ofrecer servicios de delivery en el sector San Miguel de Manoguayabo, en una bicicleta que un vecino le obsequió.
En tal sentido, al reloj marcar las 12:00 del mediodía justo cuando las amas de casa elaboran el almuerzo, él se coloca en la espalda una mochila para dirigirse a diferentes hogares de la comunidad a ofrecer sus servicios con una tarifa entre de RD$ 15 a RD$ 25, que van a depender de la distancia a recorrer.
“Un día vi un hombre en un motor con un bulto grande y me surgió la idea de hacer lo mismo pero, con una bicicleta que un vecino me regaló, porque quiero a ayudar a mi mamá ya que aunque mi papá es propietario de una ebanistería, por la pandemia cayó en la ruina, y ya no nos ayuda”, expresa el infante mientras una lagrima se desliza por una de sus mejillas.
Teniendo como limite la hora de toque de queda para laborar, Samuel se pasa el día trasladándose de una calle a otra en compañía de su colega en oficio Ángel Daniel Reyes, otro infante de apenas 8 años de edad con el que divide las ganancias de van desde RD$150 a RD$250 diarios, suficientes para comprar la cena de su familia.
“A veces hacemos hasta RD$250 y lo dividimos a la mitad, mi dinero se lo doy a mi mamá para que compre la cena, al otro día por la mañana ella me da para desayunar; seguiré haciendo esto hasta que Dios lo quiera”, indica Samuel con un rostro esperanzador.
Dificultades para estudiar
Carmona es el menor de los cuatros hijos de, Luz María García madre soltera, quien se gana la vida como asistente de enfermería en un centro de imágenes médicas, ya que al separarse de su pareja hace 13 años luego de haber nacido Samuel; no logró culminar sus estudios universitarios como bioanalista.
Sus dos primeros hijos se casaron, mientras que la tercera, Franchesca Carmona de 16 años, reside con ella y es quien se encarga de alimentar a Samuel y limpiar la casa hasta las 6:00 p.m. cuando Luz regresa de sus labores.
Luz revela que la idea de ofrecer esta especie de mensajería informal fue del propio Samuel quien debió cursar este año primero de secundaria, pero no logró ser inscrito en una escuela ya que su madre no contaba con RD$8,500 para saldar una deuda en un centro educativo privado, por lo que en el colegio le retuvieron los documentos escolares necesarios para matricularse en una escuela pública.
Sin embargo, según indica su progenitora estudiar durante este año escolar para Samuel sería un reto, puesto que ella es la única que posee un teléfono celular para comunicarse con sus hijos mientras trabaja y es el que ha tenido que otorgar a Franchesca para recibir docencia.
De igual modo, la familia no cuenta con un plan de internet residencial, energía eléctrica, televisor ni radio en condiciones favorables para recibir la educación a distancia.
Deudas para construir casa
Otra de las deudas que preocupa a esta madre soltera, es la de un préstamo bancario al que debió recurrir para construir una estrecha casa en terrenos que pertenecen al padre de sus hijos; en momentos en la casa madera en la que vivían se destruyó como consecuencia de las fuertes lluvias provocadas por las pasadas tormentas tropicales.
De igual modo, con un rostro atribulado y como si sintiera que la esperanza de una mejor vida para sus descendientes desapareciera cada amanecer, Luz García confiesa que su salario de RD$ 13,800 mensuales no es suficiente para cubrir los gastos de su familia.
En tal sentido, García solicita al presidente Luis Abinader otorgarle un empleo que le permita vivir dignamente; “yo necesito que se me dé el empleo que me gané cuando trabajé para Luis, él no sabe quién hizo el trabajo y quién no lo hizo pero, los que dejamos nuestros hijos solos, los que convencimos a la gente en medio de la pandemia para vayan a votar que no querían, fuimos nosotros los que trabajamos abajo con la gente.
No quiero que me den ayuda, sino que me den un trabajo con mejor salario para que mi situación económica cambie y que mis hijos tengan calidad de vida, porque no es lo mismo tener los tres panes que tenerlos a medias”, señala Luz García.
El trabajo no es deshonra
“No me siento avergonzado estoy ayudando a mi mamá para salir a delante, por eso también cargo en mi mochila con alcohol para no infectarme y llevar el virus a mi casa; los jóvenes deben dejar de hacer lo malo porque Dios les ha dado principios”, exhortó el infante de 12 años.