“Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte”, expresó el político alemán Konrad Adenauer.
El problema radica en que cada quien ve la vida conforme a su propio interés, y hasta lo justifica en las particularidades de las necesidades.
Todos caminaríamos para un mismo horizonte si comprendiésemos la teoría del pensamiento positivo, que procura ver el mundo desde lo simple y el amor hacia el prójimo.