Los LGBT reclaman “derechos” con dolida insistencia. La sexualidad incluye orientación homo-, bi- o asexualidad. Casi 11 % de la gente no es heterosexual.
Las minorías merecen protecciones y tutela de sus derechos, pero imposiblemente más que los demás.
Apoyo la unión civil entre personas de igual sexo. Nunca será matrimonio pues no es entre hombre y mujer. La discusión sobre este y otros temas se dificulta, o torna violenta o incivil, cuando la primera agresión es a la lengua, deformando conceptos o definiciones.
Así es imposible el diálogo inteligente y compasivo. El gay mas sano es el que se asume con la misma naturalidad que los héteros. Si un hombre se “siente” mujer, es un asunto emocional, psicológico o psiquiátrico.
Ese desorden mental o emocional, no es o no debe ser motivo para crear derechos ilógicos e irresponsables.
Un sentimiento, peor si desconectado de la realidad biológica y física, no crea derechos. Sentirse perro no da derecho a morder; creerse cirujano, sin serlo, tampoco a operar pacientes.
Una psiquiatra con un paciente que se creía gallina lo oía lamentarse ¡porque sus huevos salían marrones!