En múltiples ocasiones he visto vidas transformadas por el Señor Jesucristo y les confieso que quedo maravillada del cambio evidenciado en su rostro, en su mirada, y sobre todo en el accionar, y me digo, wao!, nada en la vida fuera de Dios pudo haber logrado ese cambio, y es que ya no tiene esa raíz de amargura ni percibo ese vacío existencial, más bien la alegría y la sinergia de paz, espíritu-cuerpo brota por sus poros.
Es por eso que cuando quiero desfallecer ante tantas barbaries cometidas por nosotros los humanos, mis pensamientos corren a la Palabra de Dios donde me dice ¨Donde abunda el pecado..Sobreabunda la gracia¨, por tanto hay esperanza.
Si conocemos la vida de Jesús y lo que predicó, leemos el pasaje de María Magdalena y la enseñanza de amor allí ilustrada cuando dijo ¨El que se sienta libre de pecado lance la primera piedra¨, podemos constatar que el amor y el perdón fue su lema.
Jesús dijo que él venía a buscar lo que se había perdido, miraba a su prójimo con ojos de misericordia y sabiendo que había venido de Dios y que no había pecado en sí mismo, no se envaneció sino que tuvo compasión de nosotros. El sabía que solo cuando recibimos su amor y perdón podemos cambiar nuestra actitud hacia la vida y hacia los demás.
El enemigo de las vidas, tanto espiritual como física, hace todo lo posible e imposible para sumirnos en la depresión, que sintamos que como hemos pecado ya no tenemos salida, y si la transgresión ha sido grande, es cuando más se empodera de nuestros pensamientos y emociones, implantando en nosotros el odio y el desprecio por los demás y por nosotros mismos (raíz de muchos males), otras veces nos instaura el sentido de superioridad y nos hace ser soberbios e incrédulos, y es que es padre de mentira.
Jesús murió en la cruz del calvario y pagó por nuestros pecados, nos trajo de la muerte espiritual a la vida eterna con Dios. A través de él conocemos el amor con el que fuimos concebido desde la creación, por eso es necesario que sepas que solo tienes que dar el paso de fe y decirle al Señor que entre a tu vida, CUALQUIERA QUE SEA TU SITUACIÓN DE PECADO, Cristo quiere que pases de las tinieblas a la luz y tiene la autoridad y potestad de hacerlo.
Estamos tan acostumbrados a juzgar que se nos hace difícil entender que hay un Dios que nos ama por encima de nuestras debilidades y que está dispuesto a transformarnos para nuestro bien si vamos a él con genuino arrepentimiento.
No tienes que hacer grandes alardes, ni ir a un sitio especial, Jesucristo está esperando por ti, ahí donde te encuentres; somos tan importantes para él, que derramó su sangre por nuestros pecados. La gente piensa que es difícil ser perdonado, y es que no concibe que exista ese amor ágape, pero no es así, el perdón esta a la distancia de tu arrepentimiento y la decisión de decirle SÍ A JESÚS!