Ni tanto, ni tan poco

Ni tanto, ni tan poco

Ni tanto, ni tan poco

Han aflorado quejas de que en el Palacio Nacional se obstaculiza la labor de los periodistas que acuden allí para pescar noticias, autorizadas o no.

Se dice que no se permite a los reporteros moverse libremente por los pasillos de la sede presidencial, y que en cambio se pretende imponer un régimen burocrático mediante el cual los chicos de la prensa soliciten entrevistas con los funcionarios y se queden tranquilos a esperar que su petición sea atendida.

El método propuesto equivale a cortarle las alas a un pájaro para que no vuele.

Es comprensible que se impongan reglas de conducta en el Palacio Nacional a todo el que lo visita.

Los periodistas, como todo el mundo, deben respetar las reglas razonables, siempre y cuando éstas no constituyan un obstáculo para el ejercicio de uno de los derechos humanos fundamentales, como es la libertad para buscar, recibir y difundir   información.

No pueden los periodistas limitarse a reproducir lo que los funcionarios quieran decirles, sino que su deber va mucho más allá, para encontrar también las informaciones que los funcionarios quieren ocultar.

Los periodistas asignados a cubrir las noticias en el Palacio Nacional son los ojos que tiene el pueblo para saber y escudriñar qué se está cocinando en todo momento en la Casa de Gobierno.

Reglas de conducta, sí. Obstáculos para la búsqueda de información, no. Ni tanto, ni tan poco.



El Día

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