Nelson Cruz supo sacar a flote una carrera llena de obstáculos

Nelson Cruz supo sacar a flote una carrera llena de obstáculos

Nelson Cruz supo sacar a flote una carrera llena de obstáculos

Juan Mercado

Entre nosotros hay un adagio muy popular que reza que “las cosas no son como empiezan, sino como terminan”. La carrera de béisbol de Nelson Cruz constituye un gran ejemplo de ese postulado.

Cruz acaba de despedirse el pasado miércoles como jugador activo recibiendo un gran apoyo de la fanaticada dominicana, lógicamente, en mayor proporción en el estadio Julián Javier, de San Francisco de Macorís, donde accionó por gran cantidad de tiempo con los Gigantes del Cibao.

Cruz debe sentirse muy orgulloso por recibir el respaldo de los fanáticos de todos los equipos del torneo local, pendiente el reconocimiento que le hará la directiva del Escogido, el próximo domingo en el estadio Quiqueya.
Nelson supo ganarse el cariño y el respeto durante su participación en la Liga Dominicana, que fue su principal refugio, cuando las cosas no le salieron como pensaba en las Grandes Ligas.

Entre 2005 y 2010 la carrera de Cruz estuvo repleta de vicisitudes.
En 2005, cuando llegó a Milwaukee desde Oakland tuvo que soportar ser devuelto a doble “A”, luego de jugar en triple “A” con los Atléticos. Fueron momentos que los viví junto a él, dándole consejos para que no se derrumbara.

Luego de superar esos obstáculos, piensa que en 2006 va a lograr la oportunidad de ser regular en Milwaukee es cambiado para Texas, donde empezó a vivir una cruzada, porque a pesar de llevarlo a las Mayores en 2006, su producción ofensiva no fue la esperada y lo colocaron en un elevador (subiendo y bajando de Grandes Ligas a triple “A”).

En 2008, en uno de los capítulos más amargos de su carrera, Cruz fue puesto en ‘waivers’ por los Vigilantes de Texas y ningún equipo lo reclamó, por lo que tuvo que aceptar ir a triple “A”. Incluso el gerente general, Jon Daniels, le pidió que se convirtiera en lanzador a los 27 años, algo que rechazó.

Ese maltrato no lo tumbó y se fue a triple “A” a demostrar que podía batear, promediando .342, con 37 jonrones y 99 impulsadas, siendo electo el MVP de la Pacific Coast League.

Ese gran empuje hizo que Texas cambiara de opinión y le diera la oportunidad de ser titular en los últimos 31 juegos de la temporada de 2008 y ya el resto es historia, logrando convertirse en uno de los mejores jugadores en la historia.