Una señal inequívoca de nuestro atraso como sociedad es que detestamos la basura, la consideramos sucia y deseamos deshacernos de ella.
En los países desarrollados la basura es tema de cuidado, orden, clasificación, ahorro y sobre todo es un negocio limpio.
Aquí la botamos desordenadamente. He seguido por la prensa la lucha por el control del vertedero de Duquesa y Rafey, y sin ser conocedor a fondo del asunto, luce que es un negocio sucio, lleno de intereses mafiosos.
Esta semana, debido a que mi hijo está en el extranjero y es quien hace los pagos, me tocó de cerca la suciedad de ese negocio.
Acudí a pagar luz y basura en una estafeta de la CAASD donde pagaba hace un año ambas facturas y me llevé la sorpresa de que ya no cobraban la basura.
La señorita me dijo que fuera a un banco y en la misma plaza entré a un banco comercial de los que están en el dorso de la factura y allí tampoco cobraban ya la basura.
Como no puedo pasarme la mañana buscando donde pagarla, porque trabajo, lo que no hacen muchos de los implicados en el sucio negocio de la basura, decidí escribir esta bitácora sobre el tema.
Hasta que la basura no sea un negocio limpio, seremos un país atrasado, es un indicador tan útil como la forma primitiva en que disponemos de las aguas cloacales en el subsuelo. Nuestros edificios, elevados y autopistas son decorado de película, en el fondo somos muy atrasados.