Necesitas un líder que te guíe

Necesitas un líder que te guíe

Necesitas un líder que te guíe

Senabri Silvestre

Tener un llamado, interés, la visión y capacidad para emprender algún proyecto individual o colectivo no es lo único que hace falta para echar a andar esa idea y salir airoso: necesitas alguien que te guíe

Tan importante es tener los medios para lograrlo como contar con alguien que te señale los tiempos y la forma de hacerlo, de modo que tu siembra no sólo sea productiva sino duradera.

Eso lo hace un líder, quien es que cumple la función de poner orden, reforzar la identidad y la cohesión de una persona o grupo y movilizarlos para lograr el fin establecido.

Es quien te empuja, orienta, anima y ayuda en cada etapa de tu desarrollo, a fin de que no te desvanezcas ante cualquier obstáculo o tomes decisiones erráticas frente a las disyuntivas que te presenta la vida.

El líder espiritual por excelencia es el Espíritu Santo, quien nos orienta, corrige y consuela en momentos de angustia. Pero también están tus padres, líderes de la iglesia, algún familiar o allegado que te sirva de mentor.

La ventaja de dejarnos guiar por el Espíritu Santo es que éste nos ayuda en nuestra debilidad e intercede por nosotros con gemidos indecible frente al Padre (Romanos 8:26-27).

Asimismo nos guía a toda verdad, según Juan 16:13, y nos advierte o nos hace saber las cosas que han de venir y las que debemos decir.

El Espíritu Santo también nos consuela, nos capacita y nos recuerda todas las promesas relacionadas con el Hijo de Dios (Juan 16:7). Además, solo los hijos de Dios se dejan guiar por él (Romanos 8:14), de modo que vivir según sus lineamiento nos identifica como verdaderos hijos.

El propio Jesús, con todo y ser el Hijo de Dios, se dejó guiar por el Espíritu Santo para ser tentado en el desierto por Satanás (Mateo 4:1), y el resultado fue que recibió la victoria. Fue justo él quien prometió que después de su partida enviaría al Consolador, el Espíritu Santo, a fin de dotarnos de poder para predicar el evangelio.

Si nos vamos al plano terrenal también encontramos el ejemplo de cómo Jesús se dejó guiar para hacer el milagro de la conversión del agua en vino.

Juan, capítulo dos, dice que su madre vio que se acabó el vino y se lo dijo a Jesús, quien le contestó que “aún no había llegado su hora”.

Sin embargo, ella sabía que sí era el momento, que él podía hacerlo; entonces ordenó a los sirvientes a que hicieran lo que él les dijera. Él se dejó guiar y allí efectuó su primer milagro.
Así como Jesús, tú también necesitas un líder que te guíe.



Senabri Silvestre

Editora de Nacionales del Periódico El DÍA, amante de Dios y de mi familia.

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