Desde que nacemos estamos recibiendo educación sexual adecuada o inadecuada y es beneficio para niños, adolescentes, adultos individualmente o en pareja, matrimonios, familia, sociedad, recibirla.
Somos seres sexuados desde nuestra concepción, desarrollando nuestra sexualidad en la medida en que avanzamos en edad y de acuerdo a condicionantes biológicas, psicosociales, ambientales, religiosas, espirituales, económicas, históricas, culturales y educacionales.
Mientras más temprano comenzamos a recibir adecuada educación sexual conseguiremos una sexualidad más sana y sus repercusiones sociales van a ser relevantes Para el desarrollo del país inclusive.
Si bien es cierto que los padres deben comenzar a educar a sus hijos en sus casas, la escuela también tiene cierta responsabilidad dentro de sus políticas, de ofrecer educación sexual en los planteles desde que los niños están comenzando su entrenamiento escolar. Siempre con un personal especialista en el área.
Si comenzamos a educar a los niños desde muy pequeños en el área de la sexualidad tendremos menos embarazos e infecciones de transmisión sexual en adolescentes, menos violencia de género, menos violencia intrafamiliar.
Claro, tiene que haber cambios de pensamiento, creencias, dejar atrás prejuicios y esto lleva tiempo. Sin embargo, si jamás comenzamos, jamás veremos resultados.
Esto es un trabajo de todos. Personas individuales, familias, comunidades, sociedad civil, organizaciones estatales.
La familia es el núcleo más pequeño de nuestra sociedad. Los padres generalmente son los jefes de familia. Comenzar por ahí es lo ideal.
Una educación integral conlleva también educación sexual. Esto resultará en personas más educadas, más sanas, más respetuosas y más libres.